Cuando dejan de fabricar tu cosmético favorito
No se venden. Hay que hacer sitio para novedades. Cambia la legislación. Se encarece la materia prima... ¿alguna vez has vivido el duelo de la desaparición de tu maquillaje o perfume favorito?
En un mercado en el que cada año se lanzan casi tres mil nuevos perfumes, lo normal es que vayan retirando los que han perdido el favor del gran público, por mucho que su pequeño reducto de fieles tenga que pasar un duelo importante (quien lo vivió, lo sabe). Es de lo más normal. Lo hacemos con los gigas del móvil, ¿cómo no lo van a hacer las grandes compañías cosméticas con el exceso de stock de sus almacenes?
Hubo un tiempo en el que desde Hermès aseguraban a sus adineradas compradoras que ellos jamás harían algo así. Seguían vendiendo todas las fragancias creadas desde que en 1951 el grandísimo Edmond Roudnitska abriese la línea de mercado en los perfumes con Eau d’Hermès. En gran parte lo han cumplido, es una de las marcas que menos referencias han retirado del mercado. Pero ni ellos, que son el epítome del lujo, han podido mantener la promesa que hicieron a las amantes de Narcisse Bleu, Paprika Brasil, Après La Mouson (de su fabulosa colección de jardines), Jour D’Hermès Gardenia o Rose Amazone, por poner algunos ejemplos.
Lo cierto es que no se dejan de fabricar productos por una sola razón. Puede que la falta de suficientes compradores parezca la más obvia, pero en ocasiones hay motivos inesperados, como el aumento de precio de una materia prima, cambios en las regulaciones de regiones importantes o (y esto me ha pasado a mí y a ti) la necesidad de ordenar el fondo de armario para hacer hueco a los recién llegados…
Sea como fuere, al menos una vez en la vida toda compradora cosmética transita por el depresivo valle de la búsqueda de alternativas. Yo, por ejemplo, aún echo de menos la anterior fórmula del Russian Red de MAC Cosmetics con la misma intensidad con la que me sigue faltando el Google Reader. Estoy a tres pensamientos intrusivos de pedir que el proyecto Gone But Not Forgotten me busque seis ejemplares que aún existan en este mundo. O tirarme de cabeza a todas esas webs que rescatan fórmulas desechadas por las grandes multinacionales. Por no hablar de mi mascarilla favorita, la Super-Aqua Mask de Guerlain, que ya cada vez se encuentra en menos (y más extravagantes) puntos de venta.
En ocasiones, las marcas escuchan a su clientela. Así, The Ordinary ha recuperado (dos años después de retirarlos) algunos de sus productos de color, como la Serum Foundation. Mientras que a Urban Decay no le ha quedado otra que relanzar su mayor superventas de la década pasada, la paleta de sombras Naked, desaparecida poco antes de que la covid irrumpiera en nuestras vidas. Y Glossier ha tenido que recoger cable y retirar su fórmula vegana del Balm Dotom para volver a la anterior. “Nada supera al original”, argumentaron. Afortunadamente, no han tenido que recuperar aquel envase tan difícil de aplicar.
Así que a todas las que me habéis hablado estos días de los productos retirados que echáis de menos como a aquel primer amor de juventud os digo que, quién sabe, aún queda un hilillo de esperanza. Los nombro, porque ahora está de moda manifestar. Que sepan que echamos de menos la hidratante de rosa ártica de Kiehl’s; una bb cream ligera y suave de la línea Lightful C de MAC; la fragancia Route du Thé, de Barney’s New York; la Bright Rose, de Zara; el labial Cassis Hymn de & Other Stories; los champús de O’Herbal; el perfume Aire Loco de Loewe; el Samsara, de Guerlain; el tinte de labios y mejillas Red Monday de LuciaBe; el perfume Eau de Jade Armani Privé y el fondo Maestro, ambos de don Giorgio; los parches de retinol de Shiseido…
En el armario cosmético de Noe Olbés
Noe Olbés es mamá de una niña que viste las chaquetas que tejió su bisabuela, una lectora empedernida y, además, jefa de prensa de la editorial Sexto Piso. Por si no estuviera viviendo la vida en nivel experto, tiene una newsletter estupenda, Eso que haces, a la que me invitó la semana pasada y (sospecho) ha sido la causante del repentino aumento de suscriptoras y suscriptor. Gracias a las nuevas incorporaciones venidas de la mano de Noe, como veréis, ella también está aquí (porque las madres podemos con todo, privación de sueño mediante):
Háblame de tus rutinas cosméticas. Me gusta pasar por eficiencia lo que en realidad es vaguería: uñas cortas, puntas rectas, limpieza e hidratación de toda superficie cutánea. Soy un desastre en cuanto intento sofisticar mi rutina y no siento mucha curiosidad por juguetear con el maquillaje. En esta lotería que es la vida me tocó un fémur largo pero una piel grasa que con los años ha ido evolucionando a mixta. Cuando creía que las sorpresas terminarían, he descubierto que una piel grasa puede estar profundamente deshidratada. Las limpiezas de cutis forman parte de mi vida desde los 14 años. Casi todas a mano de Gaby, a quien visito cada vez que voy a Las Palmas. Hay que dejarse aconsejar por quien te conoce desde antes de que aprendieras a sumar.
Estas semanas me estoy aplicando Light Work Cleansing Oil de PAI, un gel limpiador de Bruno Vassari y el Lait Oxygenant VIP O2 de Biologique Recherche. Los voy usando según tenga el día: más seco, más vivaracho, más sucio o más cansado. De la hidratación se encargan Glow Awakening Cream de Huxley y Rosehip Bioregenerate de Pai. La sofisticación se la dejamos al sérum hidratante Hyaluronic 3D Force de Germaine de Capuccini y a las mascarillas Period de Faace o Secret of Sahara de Huxley que mi piel se bebe como el último Appletiser en el desierto.
En este momento de mi vida me cepillo el pelo con una mano mientras me pongo el abrigo con la otra y doy saltitos ridículos para entretener a una comandante de tres meses de vida antes de salir de casa. En otros momentos en los que abundaba la tranquilidad, me ponía una vez a la semana la Masque Gommant de Z&MA o la Prebiotic Face Mask & Scrub de Gallinée. Mi cuerpo se conforma con agua, alimentos medianamente sanos, ejercicio y crema hidratante Dove. No me pide mucho más. Me lavo las manos una cantidad ilógica de veces al día y la crema Emolienta y yo somos una.
Si hay un límite para comprar vaqueros, camisas blancas y barras de labios rojas, yo no lo conozco. Puedo elegir si quiero tener un día burdeos o una jornada russian red entre pintalabios de Clinique, Ilia, Lancôme, Irisé o Mac. Antes me habré puesto protector solar con color de ISDN, colorete de Esthederm o los polvos Blush de NARS y el corrector también de NARS. Cuando tengo algún evento añado rímel. Estoy muy contenta con los cinco minutos que empleo para presentarme al mundo. Cuando tenía 20 años, una noche, antes de salir de fiesta, mi amiga Blanca me pintó las uñas con su esmalte rojo de Chanel. Ese pigmento se agarró a la superficie como un campeón y sobrevivió a varios días de playa y a un par de fregoteos de platos. Ahora en mi neceser habita una de esas carísimas cucharaditas de líquido.
Le regalaría todos mis bienes a las personas que dejan una estela con olor a limpio por la calle o en el Metro. Quiero ser una de ellas. Olores que busco en perfumes: sábanas tendidas al sol, una persona saliendo de una ducha larga y vaporosa, la llegada a una playa virgen o una higuera que hace sombra. El perfume Happy de Clinique me acompaña desde mi ya lejana adolescencia. Entre medias se han colado diferentes aromas de Maison Matine, Loewe, DKNY o Heeley. Recuerdo un festivo en el que tuve que trabajar desde casa y me puse Blanche de Byredo para animarme. Me sorprendía cada tanto dándome cuenta de que eso que tan bien olía era yo. En Laconicum tienen algunas soluciones para probar una buena cantidad de perfumes (como esto). Me gusta fingir que soy una persona nueva con cada olor: directora de una sucursal de Tecnocasa, profesora de Infantil, viuda de un multimillonario o ceramista afincada en Mykonos.
No me gusta ser esclava de mis acciones y sé que si pusiera remedio a mi arruga de miope me ataría de por vida al tratamiento que fuese. Si alguien sabe de algún retoque estético que sea de un único uso y que me deje la cara como una mañana de agosto, descansada y lozana, aquí dejo mis señas.
Producto favoritísimo para llevar a una isla desierta. Llevo entrenándome para esa experiencia desde que nací. Cuando me dispongo a pisar la arena, no soporto llevar nada encima. Ni maquillaje, ni perfume, ni anillos y el traje de baño debe tener las menores florituras posibles. Nada. Sobreviviré con un protector solar para no morir de un cáncer de piel. No me importará morir por el golpe de un coco.
Producto con hype que fue un total bluff. Todas y cada una de las veces que intentan venderme un champú en la peluquería digo que sí. Me invade esa extraña presión vergonzante que tenemos muchas cuando alguien tiene unas tijeras cerca de nuestra melena. Todas y cada una de las veces me arrepiento. Así como Madrid fue sobre agua edificada y sus muros de fuego son, mi cabellera virgen se sostiene sobre columnas de sulfato y agua del Canal Isabel II. No noto ninguna diferencia con los champús que encuentro en el supermercado. Por supuesto, seguiré comprando todo lo que me ofrezcan.
¿Alguna vez han descatalogado un producto que amas? ¿Qué has sentido cuando eso ha pasado? Tenía una barra de labios de Lancôme. Era perfecta: buena duración, no se cuarteaba y no había que hacer mucho esfuerzo para perfilar con dignidad y no acabar con los labios como Lolita Pluma. Cuando se terminó no la volví a encontrar y creí que habrían cambiado el ¿envase? ¿packaging? (seguro que tienen un nombre para la apariencia exterior de un pintalabios). La que compré no era la misma. Esta falsa sustituta reseca los labios y los cuartea. Cada vez que lo uso me acuerdo de mi ambrosía labial y se me cae una lagrimita.
¿Qué es lo que menos te gusta de la industria cosmética? El empacho vital en el que quieren empantanarnos. Me tengo que recordar constantemente que para vivir bien necesito agua, comida fresca y colorida, descanso, compañía, existir enterrada en libros y asueto. No necesito el stick multiusos, el potenciador de pestañas, el tratamiento antiflacidez a 250€ la sesión o el pinchazo.
Gracias por elevar mi escasez de conocimiento a armario cosmético, Paloma 🤍
sublime, mejor sensación de un domingo un café y leerte un placer