La sorprendente curva de la autoestima femenina
Querernos como somos, un viaje que lleva (mucho) tiempo y ofrece grandes resultados
Como madre, me he preguntado muchas veces cuál sería el momento definitorio en el que se instauran los roles de género en la infancia. Mi hijo (que, sin estímulos externos, a los dieciocho meses vivía obsesionado con los intermitentes laterales del coche y a los dos años ya conocía buena parte de las marcas automovilísticas del mercado) aún no ha entrado al colegio, así que sé que aún tengo mucho margen para tratar de responder de manera empírica a esa gran cuestión existencial. Algo se me romperá en el alma si un día viene a casa y me dice que el rosa es de chicas (tú y yo sabemos que la posibilidad de que me rompa el corazón así es muy alta). Nunca dejaré de tratar de comprender y corregir el razonamiento que lo ha llevado a tal afirmación.
Si en el caso de roles de género sé que se instauran muy pronto, entre pares y en las aulas, otro tema que me preocupa es el del descenso de la autoestima femenina, que empieza a mostrar signos de evidente flaqueza desde la adolescencia. Según el último informe de Être Girls, entre los 13 y los 18 años la mitado de las chicas creen que son menos inteligentes, su autoestima desciende en un 20% y su ansiedad aumenta un 88%. Desde antes de la gran revolución hormonal, las jóvenes empiezan a autoexaminarse de una manera más crítica y más profunda, buscando la aceptación de los demás a toda costa. Les parece que pesan demasiado, tienen un pelo inadecuado, una estatura problemática, ojeras, poco (o mucho) pecho, etc. No hablo de oídas, claro.
En los tiempos que corren, no te sorprenderá saber que las grandes tecnológicas han aprovechado esa vulnerabilidad como una oportunidad para vender más y más productos. Sin nocturnidad, pero con alevosía. Nada de proteger y nutrir la autoestima, mejor iniciemos una trepidante relación tóxica con maquillajes, coloraciones capilares, diuréticos, tacones, sujetadores con relleno… you name it. Parecía un plan sin fisura.
Si Internet llegó a tu vida pasada la adolescencia, me argumentarás que antes también teníamos los certámenes de Miss España y el 90-60-90 grabados a fuego en nuestros ideales, pero mi respuesta es firme: se retransmitían una vez al año y en televisión, no los teníamos que performar en el móvil las veinticuatro horas del día. Ojo, no digo que nuestra autoestima fuera mejor, solo que el turbocapitalismo aún no se había cebado con ella como lo hace ahora.
Hay empresas que se comportan como rémoras (y sabes de cuales te hablo), pero la Red, en la que habitamos más tiempo del que nos gustaría, también está llena de proyectos comprometidos con el amor propio de pequeñas y grandes: retiros para crear comunidad, lecturas que arropan, mentorías que sirvan de ejemplo… Y, si nada de esto te hace recuperar la esperanza, ¿sabes qué? Desde los 25 en adelante, todo mejora. Aunque no dejemos de lado el síndrome de la impostora, nuestra autoestima aumenta un 29% hasta los 61 años. A esa edad, nos sentimos incluso más seguras que nuestros compañeros varones. Pero ese, claro, es otro tema.
En el armario cosmético de… Noemí López Trujillo
Hay algunas personas en el mundo que me gustaría que se vieran con los ojos con los que yo las miro. Noemí es una de ellas. Siempre he admirado su capacidad de articular con sencillez argumentos complejos, de desmontar de manera brillante bulos de la manosfera, de presentarse a sí misma ante el mundo de manera firme y transparente. Luego… luego fue madre y sacó una nueva y deslumbrante faceta de sí misma. Esto es lo que opina en cuestión de cosmética:
Háblame de tus rutinas cosméticas… Me lavo la cara por la mañana y por la noche. Me hago doble limpieza pero dejé de usar un jabón en base aceite estilo mantequilla porque la dermatóloga me dijo que a veces eran muy oclusivos. Me recomendó uno de Clinique que me va muy bien. Luego me lavo con el hidratante de CeraVé y unas dos veces por semana me paso un exfoliante muy suave de Beauty Of Joseon.
Por la mañana me pongo mi tónico de Kiehl’s, luego la vitamina C de La Roche Posay (a recomendación de la dermatóloga) y el ácido hialurónico de CeraVé. Por último, me pongo la crema hidratante de propólis de COSRX y la solar de Beauty of Joseon (factor 50). En los labios suelo usar Aquaphor.
Por la noche, tónico, sérum de ginseng y retinal de Beauty of Joseon (es para contorno de ojos, pero mi amiga Malti, que sabe muchísimo de cosmética, me recomendó usarlo en todo el rostro y me funciona superbien). Suelo aplicar también el ácido hialurónico de CeraVé y, por último, la crema hidratante de Beauty of Joseon.
Tengo algunos sérums de Beauty of Joseon que principalmente son para dar glow a la piel, así que me los aplico cuando quiero maquillarme a tope y lucir buena piel, no son tratamientos habituales.
Por último, más o menos una vez a la semana me pongo una sheet mask (las tengo muy variadas, pero las que más me gustan son las de colágeno). En cuanto a las cejas, me las depila una profesional.
CABELLO: Tengo el cabello rizadísimo, así que me hago un alisado de ácido hialurónico (marca Sweet). Me lo hace mi maravillosa peluquera Andrea, del Corta Cabeza de Argumosa. Me lavo el pelo con un champú de Kérastase (el de densidad) y me aplico la mascarilla Dark Oil de Sebastian mezclándola con el sérum Elixir Ultime de Kérastase. De verdad, este sérum vale cada euro que cuesta. Es mi gran descubrimiento. Tiene múltiples usos pero a mí me deja el pelo increíble cuando me lo aplico en la ducha. Si me lavo el pelo unas tres o cuatro veces a la semana, me lo aplico dos.
Por las noches me estoy aplicando el Serioxyl Advanced Serum Cabello Denso de L’Oréal Professionnel porque se me empezó a caer el cabello en cantidades ingentes en el cuarto mes de posparto. Confirmé con una dermatóloga que básicamente era caída posparto, y aunque me recomendó Minoxidil, decidí intentar acelerar la recuperación con un sérum de densidad, un champú de densidad y, sobre todo, tomando el complemento alimenticio Anacaps Reactiv de Ducray. El sérum que usaba al principio no era este de L’Oréal Professionnel sino el de densidad de Freshly Cosmetics. En conjunto, todo me funcionó bastante bien. En un mes y poco ya no tenía entradas y me nacieron baby hairs, y he recuperado mi densidad en unos tres meses, bastante antes de lo que suele ser habitual.
CUERPO: Básicamente me exfolio el cuerpo una vez a la semana con una esponja específica para ello. Uso un gel hidratante normalito, sin perfumes, del PrimaPrix. Uso la crema hidratante corporal de CeraVé. Debería hacerlo todos los días pero me la pongo unas tres o cuatro veces por semana. También estoy usando para la tripa y los pechos la crema Ultra Firm Skin de Farma Dorsch. No sabría decirte si funciona, desde luego hidrata, y diría que la piel del vientre está algo más firme, pero no sé si por el propio tiempo que ha pasado del posparto ya, junto con los hipopresivos que hago. He de decir que mi vientre quedó bastante firme después de parir, así que el margen de mejoría tampoco es muy grande.
MAQUILLAJE: Esta es una parte que me apasiona. En mis ratos frente al espejo maquillándome tengo los monólogos interiores más apasionados y lúcidos del mundo. Además de que disfruto mucho con la ritualidad del maquillaje.
Normalmente me aplico un sérum iluminador, y después el Flawless Filter de Charlotte Tilbury. Tengo dos bases de maquillaje: la HD Skin de Make Up For Ever (suelo usarla de día) y la de Rare Beauty (suelo usarla de noche). Después me aplico corrector de Too Faced, me realzo los pómulos con los polvos bronceadores Hoola de Benefit y me pongo colorete a mansalva (suelo mezclar tres, tanto en crema como en polvo). En los ojos habitualmente uso algo de sombra de ojos (más o menos acentuado), eyeliner de 3INA y rimmel de Fenty Beauty. Me repaso las cejas con un producto de Benefit. Y luego sello todo con polvos de Charlotte Tilbury.
Para los labios, mi lip combo favorito es el lápiz 34 de Kiko para delinear, el tinte de Benetint, y el Black Honey de Clinique. Aunque mi labial favorito es el rojo Jolene de Dolly Parton que lo uso en ocasiones especiales.
MEDICINA ESTÉTICA: Teniendo en cuenta que todo el mundo interviene su cuerpo, no me he realizado ninguna intervención de las que entrarían en lo que entendemos por medicina estética (no he usado, por ejemplo, aparato dental ni Roacután). Señalo estos dos porque estamos muy acostumbradas últimamente a la demonización del bótox o del ácido hialurónico, cuando estas dos formas de medicina estética que cito se han usado ampliamente sin que nadie se alarmase tanto. En mi caso, entre mis planes entran operarme las tetas en algún momento de mi vida y, si pudiera, me pondría ácido hialurónico para reducir el surco nasogeniano y también para levantar algo la mirada.
Producto favoritísimo para llevar a una isla desierta. Mi crema solar porque así tengo la piel protegida e hidratada (que es lo que principalmente va a evitar el envejecimiento de la piel). No es mi producto fetiche porque le falta cierto glamour, pero es el que más trabajo hace en el día a día realmente. Como favorito absoluto, me llevaría el Benetint. Con mi colorimetría (soy otoño; piel cálida pero con subtono frío), en cuanto me pongo un poco de color en labios y mejillas, ya parece que tengo mejor cara y a mí Benetint me funciona genial. Todo esto pensando de qué producto me llevaría 50 botes, dado que estoy en una isla desierta y no sé cuánto tardará en llegar la cosmética. Pero a una isla desierta, como a cualquier sitio, me iría con mi full femme equipment de skin care, cuidado de cabello y maquillaje. No pienso llevar el make up-no make up ni en una situación así. De hecho, probablemente, en una isla desierta me maquille más drag queen que en toda mi vida gracias a que no habrá ningún señor para desaprobar mi feminidad exagerada.
Producto con hype que fue un total bluff. Sin duda, el Midnight Recovery Concentrate de Kiehl’s y el Sunday Riley Luna. El segundo, por suerte, lo compré como minitalla y de oferta.
¿En qué momento de tu vida descubriste que tenías menos autoestima que los chicos (varones) que te rodeaban? Creo que fue con 13 años en una discoteca de estas de tarde. Mis “amigas” (compañeras de clase) me hicieron una encerrona para liarme por primera vez con un chico. Se suponía que tenía que dar ya ese paso para formar parte oficialmente de su grupo. Tenía que quitarme ese aroma a testigo de Jehová que todavía llevaba encima, de niña pacata y temerosa. Nos juntaron en un pasillo entre dos baños (los dos íbamos sobre aviso) para que nos liáramos. A mí no me gustaba en absoluto pero sentí que era lo único a lo que podía aspirar: alguien que no necesariamente me dijese sí, pero que desde luego no me dijese que no. Tampoco quería decirle directamente que no me gustaba por si hería sus sentimientos, pensaba en lo horrible que me sentiría si me lo dijesen a mí. Pero a él le dio igual. Me dijo algo como: “No pienso besarte ni aunque me des pena”. Me di cuenta de que había que sentirse muy superior para no tener miramientos en despachar una frase así. Claramente me veía inferior y sabía que él sí tenía elección, que no necesitaba conformarse ni ser cuidadoso.
¿Qué es lo que menos te gusta de la industria cosmética? Lo que menos me gusta de la industria cosmética es lo poco que se habla de la industria cosmética. Precisamente porque es un tema que no se toma en serio (excepto en revistas femeninas) hay un montón de cuestiones que desconocemos o pasamos por alto: ¿cuánto está impactando el auge de la extrema derecha en la imagen que va a tratar de transmitir y promover la industria cosmética?, ¿qué productos funcionan realmente y cuáles no, o hasta dónde podemos hablar de eficacia?, ¿cómo abordamos el tema del derecho a la belleza y la clase social?, ¿no sería importante hablar de la explotación de trabajadores de cadenas como Primor? Como con la medicina estética, el tema de la cosmética se considera una frivolidad. Precisamente porque considero que la belleza es un derecho quiero que se hable de todo ello para que tengamos toda la información posible para tomar las mejores decisiones. La gente no va a dejar de maquillarse ni operarse porque las llamemos alienadas patriarcales, pero igual deja de buscar información en páginas fraudulentas o con escasa evidencia científica, e incluso puede tener más autonomía a la hora de embarcarse en determinadas intervenciones corporales dado que conoce realmente riesgos y beneficios.




Necesito ponerme al día y empezar una rutina de belleza más extensa para que me vuelvas a sacar, siento que te dejé en evidencia totalmente.
Me encanta tu contenido Paloma, entre Amaya Ascuncen y tú, deseo leer las newsletter de los Domingos (a Domingos alternos claro 😂😂), porque creo que traes al primer plano temas que pudiendo ser “frívolos” tienen una trascendencia que en muchas ocasiones desconocemos. El apunto de tu invitada de las condiciones de Primor o que Maraccanoil (producto poco menos de culto) sea quien patrocine este año eurovisión con todo lo que se esconde detrás de eso, me parece no solo muy interesante si no muy necesario. Así que solo puedo darte las gracias, disfrutar de cada newsletter y darle una vuelta a este ultraconsumismo del que por supuesto aunque hago grandes esfuerzos, también participo. Un abrazo enorme y sobre todo, gratitud 😘