Los libros que (de verdad) quiero leer sobre belleza y feminismo
Un boletín que se puede leer como colofón de la feria del libro de Madrid. Una celebración de la libertad del cuerpo femenino. Un batallón de lecturas para la armada invencible.
Entregada, como siempre, a la información de servicio, hoy vengo a compartir siete lecturas relacionadas con la industria cosmética (y/o el cuerpo femenino) que tengo en la mesilla de noche esperando a que mi vida se aligere un poco para poder leerlas. Y no, ninguna tiene que ver con cómo hacer mejor un cat eye (no sé hacerlo) ni con cómo evitar que migre un labial (con perfilador previo, del mismo tono).
I feel bad about my neck, de Nora Ephron (doubleday). Yo lo tengo en inglés, pero en español lo encontrarás en Asteroide, que está haciendo una importante labor de recuperación de la obra de una de las autoras más carismáticas del planeta. En este libro, del que he leído trocitos, Ephron comparte toda su sabiduría popular con la ironía y el humor que solo ella posee. Todo editor que se precie (yo la primera) quiere encontrar a la siguiente Nora Ephron, pero mientras eso sucede seguimos teniendo los textos de la original.
A contrapelo, de Bel Olid (Capitán Swing). Una brevísima reflexión sobre el pelo femenino y sobre la depilación. ¿No depilarse es un acto político? ¿Hacerlo es una muestra de feminidad? ¿Nos depilamos porque queremos?
All the rage, de Virginia Nicholson (virago). Este libro lo compré hace unos meses por recomendación de María Cardona y pienso en él cada semana. Es una historia de cómo fueron mutando los ideales de belleza entre 1860 y 1960, y de cómo el cuerpo lleva más de un siglo siendo el campo de batalla de la emancipación femenina.
Vagina, de Naomi Wolf (Kairós). La autora de El mito de la belleza (un texto fundamental del feminismo) elabora en este libro un sólido retrato cultural de la vagina, de la que asegura que es un componente intrínseco del cerebro femenino, y desgrana el rol de la misma en el amor, la sexualidad, la espiritualidad, la sociedad y hasta la política. También tengo muchas ganas de leer El útero, de Leah Hazard, porque me da la sensación de que en algún momento alguien arrebató la dignidad a nuestros órganos, y ya es hora de recuperarla.
¿Y tú qué miras?, de Gabourey Sidibe (Consonni). Después de su nominación al Oscar, la protagonista de Precious ocupó un espacio público al que las mujeres gordas y negras no suelen tener acceso, y en él descubrió que tenía un interesante altavoz a su disposición para hablar de todo lo que le preocupaba. Este libro es su sagaz y divertida (sí, también he leído trozos) autobiografía, y lo mismo habla de sus intentos para perder peso como de crecer sin referentes a los que asirse. Es irónica, es lacónica, es la mujer con el arrojo que todas querríamos tener.
Glossy, de Marisa Meltzer (One Signal). La biografía no autorizada de la ambiciosa estadounidense Emily Weiss, exbecaria de Teen Vogue (según pudimos ver en The Hills), fundadora del blog Into The Gloss y de la marca cosmética millennial por excelencia: Glossier. La suya es una aventura empresarial meteórica y plagada de éxitos. Por un momento se creyó que se convertiría en la nueva Elizabeth Arden o Estée Lauder.
Brujas, de Mona Chollet (ediciones B). Una defensa a ultranza de las brujas elaborada por la autora de Belleza fatal (habló de él la semana pasada mi amiga Amaya en su newsletter). En ella compara la actual liberación femenina con la de aquellas mujeres que fueron condenadas a la hoguera. Creo que conocer otros momentos de la represión de género nos ayuda a entenderla y desactivarla con buenos argumentos.
En el armario cosmético de… Roberta Gerhard
“Soy la nueva Roberta” es una frase que he usado mucho en este último año y medio, porque cuando me incorporé a Debate como editora lo hice en el puesto que ella había ocupado hasta aquel momento. Roberta Gerhard es una gran editora (ahora en Random House), una increíble lectora (cuentan que se esconde en la habitación de la fregona para tener ese ‘cuarto propio’), una excelente madre, una compañera sin mácula y una apasionada de la cosmética. No necesariamente en ese orden. Roberta siempre responde a un WhatsApp de una manera certera y concisa, sin juzgar. No sabes cuántas veces me ha ayudado a (tratar de) ser la nueva Roberta este año, y no sabes la ilusión que me hace presentártela.
¿Qué rutinas cosméticas sigues? Tengo dos vicios: los libros y los productos cosméticos 100% orgánicos. El primero es pura deformación profesional (soy editora). El segundo es pura obsesión por una piel limpia y sana. Soy una defensora absoluta de la belleza al natural, pero como todo en esta vida, eso también requiere un poquito de esfuerzo. Ya sabes, donde no llega la genética, llega la cosmética y sinceramente pocas cosas me tomo tan en serio como el cuidado de mi piel. Me encanta aplicarme mis productos, es mi pequeño ritual de disfrute diario en medio del caos que supone tener tres niños en casa y un perro de 45 kilos. Si hablamos de cosmética me defino como ultraconservadora. Si el producto funciona, ¿para qué cambiarlo? así que estos son mis incondicionales del día a día: Limpiador Regenerating Cleanser, de Tata Harper (llevo más de diez años usando esta maravilla. Nada se le asemeja. Huele delicioso y jamás un producto me ha dejado la piel más suave, luminosa e hidratada. Básicamente me compraría cualquier producto de Tarta Harper, pero mis hijos comen un montón y no me da el sueldo). Otro must es el sérum Resurfacing Compound de U Beauty. Desde que lo uso he dejado de complicarme la rutina con infinitos pasos previos (cremas, tónicos, bla bla bla). Su fórmula mágica me deja mi piel imperfecta perfecta. Tampoco puedo vivir sin el tratamiento anti-bolsas Sepai De-Puff. He probado infinidad de productos anti-bolsas y este es sin duda el mejor. Mis noches de lectura son muy largas, con la edad los insomnios pasan cada vez más factura y este producto ha sido la solución a mis ojeras de oso panda. Y para terminar me encanta usar el aceite Plum Beauty Oil de Le Prunier. Sirve para todo, para hidratar la piel, evitar las manchas e incluso reparar las puntas abiertas del pelo. Tengo piel de cocodrilo y para el cuerpo tengo un amor incondicional: Aseop Geranium Leaf Body Cream. Pruébenla y entenderán por qué…
Sección maquillaje: sólo me maquillo en ocasiones especiales y me pongo rímel y labial (siempre Chanel o RMS Beauty) y perfume… buf, ¡me pierden los perfumes! Ahorita mi preferido es Néroli Oranger de Matière Première. Me encantan los perfumes con fragancia fresca, floral, que evoquen una tarde de verano.
¿Producto favoritísimo para llevar a una isla desierta? Si la isla está llena de mosquitos no lo dudo ni un segundo: Acqua d'Alfresco, una fragancia repelente de insectos que no repele a los humanos. Puro refinamiento :)
¿Qué producto con hype te pareció un total bluff? Cualquier producto de la marca Nuxe.
¿Has tenido en tus manos algún libro sobre belleza? Recomiéndame un libro para el verano. Me encanta leer pero confieso que nunca he leído ningún libro sobre belleza más allá del canónico Historia de la belleza, de Umberto Eco, que no entraría para nada en la categoría de libros sobre belleza (jaja). Pero, ya que estamos hablando de belleza, mi recomendación para este verano es Byron in love de Edna O’Brien. Es imposible no enamorarse de la figura de Byron. Cuánto más leo sobre él, más me fascina. Dispuesto a arrasar Troya sólo por belleza.
¿Qué es lo que menos te gusta de la industria cosmética? Que su nuevo target sean chicas cada vez más jóvenes y tengamos a niñas de 10 o 12 años obsesionadas con el skincare, incómodas con su físico y pendientes de su imagen. Siempre he creído que no hay estética sin ética (llámadme esnob), y a la industria cosmética más accesible sólo le interesa hacerse viral en TikTok. Todo mal.
No te pierdas el libro del útero. De lo mejor que he leído este año de ensayo/divulgación. Abrazote.
Por favor que esas lecturas, una vez hayan saciado tu voraz capacidad lectora, circulen! #circularlibrosesdeguapas 🙏🏼