Mis limpiadores faciales favoritos
Sin trampa ni crítica al patriarcado. Un 'post' conciliador para celebrar las muchas texturas en que se se presenta la higiene del rostro.
Hubo un tiempo en que podía hablar durante horas del matiz, cremosidad o permanencia de cualquier labial rojo. Y también de la textura y/o eficacia de las mascarillas faciales… sin embargo de unos años a esta parte, mis intereses personales en cuanto a la cosmética son más jabonosos, más limpios, más esplendorosos. Así que, como no todo puede consistir en una crítica al patriarcado, hoy comparto contigo un puñado de referencias, bien diferentes entre ellas, que me ayudan a mantener un rostro limpio:
La seguridad de los dos pasos: Calma y Brisa, de Saigu. A estas alturas de la película, no engaño a nadie cuando digo que la marca española Saigu tiene un lugar muy especial en mi corazón. Pero es que cuando estas dos limpiadoras (Calma, un aceite que huele a galletas Chiquilín; y Brisa, un gel que desprende primavera) unen fuerzas, no tienen rival en el cuidado facial. Me gusta usar la primera antes de entrar en la ducha, aclararla bajo la alcachofa y luego arrastrar los restos grasos con el gel. Mano de santo.
La textura gelatinosa: Gelée Nettoyante, de Quinque. Durante el embarazo no usé esta limpiadora, que confieso que me ganó por su estética instagrameable, porque contiene CBD (un ingrediente maravilloso para pieles reactivas, por cierto). Pero después, ay, después aprendí que esa fabulosa textura como gelatinosa -es un auténtico placer su aplicación- era algo sensacional y poco común. Después de usarla, suelo recurrir también al gel, porque en realidad soy un poco hija del sistema de dos pasos.
El bálsamo maravilloso: Take The Day Off, de Clinique. No es una limpiadora en sí, sino un desmaquillante, pero siempre he pensado que en realidad transita en la finísima línea que separa ambas categorías. Es un bálsamo (es decir, un poco más sólido que una crema, un poco menos sólido que una pastilla) que se calienta al frotar las manos y se extiende muy bien por todo el rostro. Yo hago especial énfasis en los ojos porque retira cualquier máscara de pestañas sin riesgo a que te quedes con la ojera inferior de un panda. Ahora bien… siempre es mejor añadir [ADIVINA QUÉ] un gel de limpieza después, para eliminar los residuos grasos.
El gel clásico: Perfect Whip, de Senka. Descubrí esta marca del grupo Shiseido en mi primer y único viaje a Japón (cuando también me enamoré de una crema facial de melocotón que compré en el Donki y nunca más volvió a aparecer). Desde entonces, he recomendado (y recomprado) este gel de limpieza con la misma pasión con la que me lo señalaron a mí antes de viajar. Es un clásico, un básico y hace su función a la perfección. Un diez en limpieza.
La espuma eficaz: Vinoclean, de Caudalie. Hay algo magnético en Caudalie que probablemente resida en cómo Mathilde Thomas, su fundadora, elige y comunica los productos. Tan delicados, tan conscientes, tan próximos a la tierra. A mí me maravillan TODOS (especialmente el Agua de Belleza). Cuando recibí esta mousse espumosa, no tardé en probarla. El resultado sobre mi piel es una limpieza más hidratada (no contiene jabones, así que es menos agresiva). Si te sabe a poco, siempre puedes añadir su fabuloso exfoliante con jojoba. Es una experiencia única.
La galénica con la que soñamos. Mousse Orquídea Imperial, de Guerlain. Esta es, con total seguridad, la limpiadora más cara que voy a compartir contigo hoy. Pero no quiero que el precio te aleje de la posibilidad de conocerla. Se define como mousse en gel. Es decir, que aplicas un gel y al contacto con la piel y el agua se convierte en mousse. Te podría decir que no merece la pena, pero la realidad es que, al menos una vez en la vida, deberías darte el lujo de comprar y disfrutar un producto de la línea Orquídea Imperial. Jamás he visto más elegancia en la formulación. Esta limpiadora me parece el perfecto primer paso.
En polvo. Exfoliating Milk Powder, de Embryolisse. A estas alturas, ya sabes que la magia de la cosmética del siglo XXI pasa por el cambio de texturas sobre la marcha. Este polvo exfoliante se convierte en cremoso y delicioso al contacto con el agua. Lo uso una vez por semana, aproximadamente, para esa limpieza un pelín más profunda que me hace sentir que lo estoy dando todo en cuanto al cuidado de la piel. El envase, que es de metal y reutilizable, dura una auténtica eternidad.
En el armario cosmético de… Claudia Valdez
Claudia es una de las personas más interesantes y divertidas que he conocido durante los años en que hacía continuamente viajes de prensa. Cuando yo estaba en Vogue España y ella en Vogue México y LATAM nos escribíamos a menudo para compartir nuestras agendas y ver si lográbamos coincidir en París, Milán, Nueva York o donde se terciase. A lo largo de los años, hemos celebrado su cumple desayunando al pie de la torre Eiffel y hemos brindado al atardecer tomando un vino elaborado por monjes. Es la cofundadora de la agencia Beauty Unscripted Media, y te lo digo desde ya, todo lo que toca se convierte en oro.
Comparte tus rutinas cosméticas… Para mí, la rutina no es algo fijo: va cambiando con mi piel y con lo que me hace bien. Por la mañana, uso el aceite limpiador coreano Dearcloud Pore Detox Cleansing Oil. Me encanta porque elimina eficazmente el maquillaje y las impurezas sin alterar la barrera natural de la piel. Su fórmula incluye aceites de semilla de girasol, oliva y almendra dulce, junto con extractos botánicos como centella asiática y vitamina E, que ayudan a calmar y nutrir la piel mientras limpian.
Después, aplico la vitamina C de Skinceuticals, porque la piel necesita antioxidantes reales. Luego, utilizo la Augustinus Bader The Rich Cream, tanto de día como de noche. Esta crema es ideal para mi piel seca, ya que proporciona una hidratación profunda gracias a ingredientes como aceite de argán, aceite de aguacate y aceite de onagra. Finalizo con el protector solar de Clarins, porque la protección es lo único que no me salto nunca.
En el cuerpo, soy fiel a L’Occitane: sus texturas y aromas son honestos y reconfortantes. Cuando me maquillo, busco equilibrio: una piel real, pestañas bien definidas y un toque de color en los labios. Me encanta mezclar el lipstick de MAC Cosmetics en tono Kinda Sexy con el de By Mario en tono Rasa: juntos son mi color perfecto. En pestañas, uso la máscara de Maybelline Lash Sensational Sky High porque siempre funciona. Y para dar vida a las mejillas, el blush de Make Up For Ever en tono Donna.
El perfume… Ahora mismo estoy obsesionada con el nuevo Eucalyptus 20 de Le Labo. Fresco, sin pretensiones y con un toque de calidez que me conecta con lo esencial.
Producto para llevar a una isla desierta… La crema Nivea en lata azul. Es simple, pero me recuerda que a veces lo esencial no necesita explicación: hidrata, calma y, de alguna forma, siempre reconforta.
Producto con hype que te decepcionó… Un limpiador enzimático que me prometió más de lo que mi piel podía aceptar. A veces la piel solo necesita respeto y no un milagro.
¿Cuál es tu limpiador favorito? El aceite limpiador de Dearcloud. Si algo funciona, no lo cambio. La limpieza, para mí, es quitar lo que no necesito, no arrasar con todo.
Lo que menos te gusta de la industria cosmética… La prisa. La presión por imponer tendencias sin escuchar la piel real de las mujeres. La belleza debería ser un proceso íntimo y sin prisas, no una carrera por coleccionar productos.
Bonus track: ¿Qué tratamientos de medicina estética te acompañan? Soy muy selectiva con los tratamientos estéticos, pero hay dos que valoro profundamente:
● Profhilo: Este tratamiento de ácido hialurónico ultrapuro no busca rellenar, sino revitalizar. Se inyecta en puntos estratégicos del rostro y cuello, y actúa como un bioestimulador que mejora la hidratación, firmeza y elasticidad de la piel. Lo aprecio porque ofrece resultados naturales y sutiles, sin alterar mis expresiones faciales. Es ideal para combatir la flacidez y la deshidratación, proporcionando un aspecto fresco y luminoso.
● Inyecciones de ácido hialurónico (AH): Utilizo este tratamiento para armonizar y realzar ciertas áreas de mi rostro de manera sutil. El ácido hialurónico se inyecta en zonas específicas para mejorar la hidratación y la estructura de la piel, sin añadir volumen excesivo. Es una forma de mantener la piel tersa y saludable, respetando mi fisonomía natural.
Claudia Valdez tiene gustos muy exquisitos. Imagino que con este presupuesto estará divina de la muerte. Dudo mucho que acabe llevándose la nivea...
Siempre me gustan estos artículos de Paloma, aunque los productos no se encuentran fácilmente en México, siempre son consejos o buenas sugerencias para nuestra salud y ¿por qué no? para nuestra presencia, nuestra sana apariencia, la salud viene del interior. Gracias.