Neurocosmética, o la mercantilización de las emociones
¿Sueñan los androides con emociones eléctricas?
“Intensifica el estado de ánimo que elijas y diseña el día y la noche de tus sueños con mis seis NUEVAS fragancias, formuladas con moléculas que estimulan la emociones para avivar los sentimientos de amor, felicidad, seducción, serenidad, energía y empoderamiento. ¡Serán tus seis superpoderes invisibles!”, asegura la página web de Charlotte Tilbury sobre su nueva colección de fragancias.
Bañados en una pátina de neurociencia, estos innovadores perfumes nos aproximan a un peligroso abismo, el de creer que nuestras propias emociones, las que sentimos cada día, no son suficientes y debemos amplificarlas. Es decir: no solo tenemos que cubrir nuestra piel de maquillaje para corregir imperfecciones, recurrir a los inyectables para una correcta armonización facial o hacernos una manicura francesa para al fin conseguir unas uñas naturales. Ahora, además, necesitamos mejorar, potenciar y amplificar nuestras emociones para que nuestros anodinos días se vuelvan rollercoasters de fantasías y pasiones. No sé, empiezo a pensar que nos imaginan mucho más imperfectas de lo que muchas creemos que somos. O robots. Ni en los sueños más húmedos de nuestro síndrome de la impostora hemos necesitado boostear ni una sola emoción.
Y quien dice boostear, dice erradicar cualquier sentimiento negativo, como el estrés, la ansiedad, la incertidumbre o el miedo. ¿Acaso está la cosmética prometiéndonos ayuda con los problemas de fondo de nuestras vidas? No me malinterpretes, puedes tratar de relajarte con un roll-on Calm de MiHarmony o el Calming Pen de Neom, pero por mucha evidencia científica que respalde sus beneficios, cuando termines de aplicarlos el turbocapitalismo, la polarización política y la paulatina degradación de los sistemas de soporte públicos seguirán ahí. Ojalá lo pudieramos solventar todo con unas gummies y unos roll-ones, la verdad. Seríamos personas tremendamente superficiales, incapaz de navegar nuestros propios vaivenes y ciertamente mercantilistas, pero unos mercantilistas felices.
En el armario cosmético de… Eva Barrallo
Conocí a Eva de la manera más extravagante que se pueda conocer a alguien: comprándole una bicicleta por Wallapop (quiero imaginar que era Wallapop, pero por el tiempo que hace puede que hasta te esté hablando de Segundamano) que ni siquiera fui a recoger yo, sino un amigo. Empezamos a seguirnos por redes porque ambas trabajábamos en la industria de la moda, aunque en sectores tangenciales (yo en revistas; ella en estilismo para celebrities) y la casualidad de la vida quiso que ambas nos quedáramos embarazadas más o menos al mismo tiempo. Así que olvidad todo lo anterior, una hermana de embarazo y puerperio suma más que cualquier otra cosa. Eva es increíble, y nos ha dejado todo un manifiesto al final de su minientrevista.
Háblame de tus rutinas cosméticas... Mi piel ha mejorado muchísimo gracias a la doble limpieza y a un extra de hidratación por la noche. Esto ha sido la clave para tenerla verdaderamente bien. He estado supercentrada en productos para mitigar arrugas, como el retinol, y con miedo a que una hidratación densa aportara grasa a mi piel mixta. Nada mas lejos de la realidad. Dicho esto, voy con los productos que he probado y mantengo en mi rutina. Por la mañana, aplico el aceite de limpieza Pai que es un sueño y huele a gloria, el tónico coreano Klairs (marca de la que, por cierto, me gusta mucho su aceite limpiador), después bailo con diferentes sérums: alterno las ampollas Photo-age HA+ de Martiderm, con el Multipeptidos de The Ordinary y el MelaB3 de La Roche Posay. Les doy su tiempo y hasta que no salgo de casa no aplico las cremas solares, que no perdono nunca. Alterno un par: si necesito más hidratación, la de centella asiatica de Barr (gustosísima) y si no la Firming Day de Endocare. Para el contorno de ojos confío en Endocare de nuevo, con Cellage. Por la noche, si me he maquillado uso también el agua micelar de Avène y sigo con la doble limpieza, repito con Pai y aquí sí voy con el jabón para piel sensible de Bioderma. Me gusta mucho el retinol de Endocare tanto para el rostro como para ojos y un par de días por semana uso Acmed, que básicamente es acido azelaico a cholón. Dejo respirar la piel y, antes de acostarme, aplico estas dos cielas de cremas que hidratan: la famosa y bien querida Cicaplast y la de Barr para la barrera cutánea, que me salvó literalmente la piel estas pasada navidades en Copenhague. Un poco de Laneige en los labios siempre maravilla.
Tener el pelo graso es una lata. En mi caso, tengo que lavarlo en días alternos. Productos que para mí son un sí son el champú para pelo graso de Apivita que alterno con el Detox de Klorane. También uso la mascarilla de Amika, que es maravillosa y con aplicar una vez por semana es suficiente, y el acondicionar Miracle Serum de Pantene. Como buena manirrota de la belleza, me compré el secador Dyson, que ha eliminado mi encrespamiento por completo.
En cuanto a medicina estética, me pongo bótox dos veces al año para suavizar la arruga del entrecejo. Me parece buena estrategia para prevenir y en mi caso evitar que un gesto duro, que a veces expresa preocupación o enfado sin ser esto la realidad, profundice en mi piel. Me lo hace la doctora Karina en Tutty Beauty, me gusta mucho por que no está en su código dejarte sin expresión y a mí me va bien. Me hice una hidratación de labios hace un par de años con ella y es finísima, pero yo aquí ya no repito porque teniendo labio natural qué dolor y qué necesidad. Limpieza facial también con Karina una vez al año o dos.
Soy una fanática de Indiba y procuro ir una vez cada tres semanas aunque pero casi nunca lo consigo. Creo sinceramente que cada una puede poner su dinero donde quiera, pero yo personalmente apuesto por la naturalidad y la prevención. Reconozco que pienso en el impacto que pueden tener mujeres como Demi Moore o Nicole Kidman y como esto puede afectar a las expectativas de muchas mujeres frente al envejecimiento. Creo que hacerse mayor, no verse en juventud y perder facultades es una faena y que aceptar el paso del tiempo es una tarea compleja. Pero entiendo que ellas pongan su dinero ahí, porque yo también lo hago.
En maquillaje, me gusta mucho que sea natural y fresquito: elijo el corrector y la base de Make up For Ever HD Skin. No suelo usar base, pero si tengo un evento especial recurro a esa sin titubear: es modulable y el acabado me gusta. Para las cejas rebeldes como las mías, Anastasia. Adicta al lip combo Endless Cacao de Make Up For Ever con el bálsamo de péptidos con color de Ole Henriksen en tono Strawberry Sorbet. También tengo colorete liquido Happy de Rare Beauty; iluminador Watt’s Up, de Benefit; Y desde hace años, para maquillar los ojos, uso Volume Million Lashes, de L’Oréal Paris, y el delineador y la sombra en stick de Kiko Milano en tonos 3 y 5 respectivamente, un marrón muy natural ambos. Para sellar, los polvos de Charlotte Tilbury.
Perfumes tengo muchos, mi ultima adquisición es la de Mar de Coral de Loewe, es fresquísima. Me encantaría explorar perfumes nicho pero me siento una impostora, no entiendo nada.
Producto favoritísimo para llevar a una isla desierta. Un protector solar y por puro placer me llevaría Centella Soothing de Barr.
Producto con hype que fue un total bluff. No sé si con hype, pero están muy consolidados en el mercado los contornos Advanced Night Repair Eye de Estée Lauder y Génifique Eyes, de Lancôme.
¿Por qué crees que ahora toda la cosmética nos lleva al universo de las emociones como si no fuéramos capaces de sentirlas por nuestra cuenta? Por que la dopamina vende y eso a la industria le viene de perlas. La cosmética y la dopamina tienen en común la química, en este ultimo caso es la del cerebro. Es mucho más fácil regular nuestro malestar dando un paseo por Sephora que encargarnos de lo que nos está pasando o ir a terapia. El auto-cuidado no tiene nada que ver con la industria cosmética, para mucha gente es hacer deporte o un vino con las amigas, puede ser lo que tu quieras, pero no necesariamente la industria cosmética como insisten.
¿Qué es lo que menos te gusta de la industria cosmética? Que nos has hecho sufrir mucho, han insistido muchísimo en que odiemos la propia naturaleza de la mujer. Como estilista de profesión he trabajado con infinidad de actrices y modelos, diosas portadoras de la mejor genética, que nunca se han sentido lo suficientemente delgadas o han sufrido con un vestido por si se podía ver la celulitis.
Yo tengo lipedema, una patología de origen multifactorial que afecta al 10% de la mujeres por la cual acumulas de manera desproporcionada más grasa en las piernas y de una forma más fácil y rápida que alguien que no la sufre. Además, no responde ni a dieta ni a ejercicio, vamos una putada. He tenido, sin saberlo, la enfermedad controlada desde adolescente, porque en mi casa hemos sido muy deportistas y hemos llevado una dieta mediterránea, pero no lo supe hasta noviembre, dos años después de tener a mi hija tras el diagnóstico de un vascular al que acudí porque tenia nódulos extraños y desproporcionados y no acababa de recuperarme del embarazo. Esta patología me generó en su día un TCA y, por tanto, mucho sufrimiento, pero cuando creces teniendo a Kate Moss como referente y a la industria cosmética machacándote para quitarte esos centímetros o kilos de más, o para eliminar la celulitis, es muy difícil salir indemne. Por suerte, pronto encontré otros referentes como Beyoncé o Jlo, con las que me dije, chica igual esto no está tan mal y viví un proceso de aceptación menos complicado. Lo único que, hasta la fecha, se sabe que ayuda a tratar el lipedema es dieta mediterránea, ejercicio y compresión y una liposucción WAL, especifica para esta enfermedad. Pero me da pánico entrar en un quirófano teniendo una niña, y hay una parte de mí que se resiste a pasar por el aro. Veremos en qué queda todo. He querido compartir esto porque hay muchísimas mujeres (insisto, el 10%) que no saben que la tienen y no entienden por qué su cuerpo hace lo que hace. Os abrazo a todas <3
Qué barbaridad!!!!