Por esta regla de tres
Por qué el hecho de que nunca se hubieran testado los productos de higiene 'femenina' con sangre real es tan solo otra afrenta más a los cuerpos menstruantes
En otro capítulo más de por qué la realidad supera a la ficción, este mes hemos sabido que hasta 2023 ninguna empresa de productos de higiene menstrual los había testado con sangre. ¿Sorprendente? Pues continúa leyendo.
Han tenido que venir cuatro investigadoras de un organismo no comercial, la Oregon Health & Science University, para probar con sangre (no menstrual, pero sí humana) la capacidad de absorción de tampones, compresas, copas y bragas menstruales. Entro un poco en faena, aunque te pueda resultar aburrido: el estudio, Red blood cell capacity of modern menstrual products: considerations for assessing heavy menstrual bleeding, revela que el disco menstrual Ziggy (cuya gran baza de marketing, por cierto, es que se puede usar durante la penetración) es la que más capacidad tiene, ya que funciona perfectamente hasta los ochenta mililitros. En general, la familia de las copas, tienen un buen rendimiento, de alrededor de sesenta mililitros. En circunstancias ‘normales’, sería más que suficiente para una menstruación completa. Ojo, que con esto no estoy diciendo que la pongas el primer día y la quites el último: conviene cambiarla (y limpiarla, preferiblemente esterilizándola) cada doce horas para evitar la proliferación de bacterias indeseadas.
En el otro lado de la balanza, las bragas menstruales tan solo logran absorber un máximo de tres mililitros en cada uso. Mientras que los más tradicionales tampones y compresas recogen una media de entre veinte y cincuenta antes de dar por finalizada su vida útil.
Este estudio, tan básico que parece mentira que no se haya hecho antes, tiene como objeto alertar a ginecólogos y especialistas de la importancia de, más allá de preguntarte si tus reglas son escasas o abundantes (siempre me ha parecido una cuestión difícil de responder), interesarse por qué tipo de productos menstruales usas para así cuantificar mejor la pérdida de sangre menstrual e identificar mejor a quienes puedan necesitar de evaluaciones médicas adicionales.
No por flagrante este ‘descuido’ de la historia de los testeos deja de ser la tónica habitual: el ser humano juega en nivel experto eso de obviar las circunstancias particulares de los cuerpos menstruantes (en estimaciones un poco aleatorias, alrededor del 30% de la población mundial), muchos de ellos encargados de dar vida. No te olvides de cómo en los estudios que se hicieron para testar las vacunas de la covid-19, a nadie se le ocurrió valorar qué sucedía con la regla (spoiler: corría riesgos de alterarsse) ni cómo la endometriosis, que en España afecta a dos millones de personas, continúa siendo una enfermedad silenciada y poco investigada. Repite conmigo: el dolor de regla no es normal. Otra cosa es lo que se tarde, si es que se logra, en diagnosticar qué ocurre.
Que comiencen a testarse productos de higiene menstrual con sangre humana es un pequeño gran avance, al igual que las bajas incapacitantes por reglas dolorosas. Solo quien las ha vivido sabe lo que se sufre. Mi querida C., por ejemplo, que asegura que el dolor de las contracciones de su parto sin epidural no eran muy diferentes a los pinchazos que tenía en sus reglas habituales. Del IVA (que, por cierto, no aplica a las bragas) y la pobreza menstrual, si quieres, hablamos otro día. O de cómo las deportistas de élite (del fútbol al tenis) se quejan de que en muchos torneos tienen que ir con equipaciones blancas y eso puede generar incomodidad por miedo a las fugas. Queda tanto por hacer que una no puede evitar pensar si esta regla de tres conseguirá inundar de luz hasta sus puntos más oscuros algún día.
En el armario cosmético de… Diana Román
Diana Román, brillante desde Vigo hasta Japón.
Diana Román, Dipordior, es historia viva de Internet en España. Legendaria bloguera de moda, es una de las voces más singulares e informadas de todas las personas que conozco que entienden de moda. Su blog, que dejó de actualizar hace una década, continúa cargado de información para apasionados del noble oficio de la indumentaria. Me gusta además, porque nunca calla, estando como ausente (que diría Neruda). Nunca se esconde debajo de un caparazón a la hora de defender y decir las verdades. Y, además, es una buena amiga.
¿Cuáles son tus rutinas cosméticas? Soy muy estricta con la rutina de cara. Por la mañana siempre limpieza, tónico (ahora mismo la Dr. Arthouros Alba Fórmula Loción Poliácida Exfoliante Multiacción) , contorno de ojos, sérum (alterno niacinamida con ácido hialurónico) y protector solar. De noche, limpieza, retinol e hidratante para sellar. Intento hacer una mascarilla semanal. No siempre lo consigo. Pero soy incapaz de mantener esa misma disciplina con respecto al resto del cuerpo. Salgo de la ducha con el tiempo tan justo y cuesta tanto encontrar una crema que huela bien y que se absorba rápido que es un paso que casi siempre me acabo saltando. Y mis codos lo pagan. Por otra parte, soy tremendamente perezosa para maquillarme. Lo que hace que el día que me veo un poco peor con solo ponerme máscara de pestañas y antiojeras parezca que voy arregladísima.
Enumera tus básicos cosméticos. No puedo salir de casa sin perfume ni factor 50 en la cara. Sin eso voy como desnuda. Con los perfumes, soy volátil. Depende de la época del año, del ánimo o de qué me haya hartado y quiera acabarlo. Habitualmente alterno tres y van entrando y saliendo sin demasiada explicación. Ahora mismo, Not a perfume de Juliette has a gun, Eau Parfumée Au Thé Vert de Bvlgari y Replica Under the Lemon Trees de Maison Margiela. Mañana, a saber…
En protección solar soy fiel a Svr Sun Secure Blur Spf50. Mi piel enseguida saca brillos y creo que es la que mejor lo controla y me gusta su textura.
Pero mi búsqueda infinita es el activador de rizos perfecto. Sé que existe en algún lugar, así que mientras lo encuentro voy probando (cualquier sugerencia será bienvenida). Ahora mismo uso el Curl Reactivator de Bumble and Bumble.
¿Crees que el tabú de la menstruación es la ultima frontera del feminismo? Creo que el problema radica principalmente en que se considere algo que debe tratar el feminismo cuando es algo que debería tener la misma consideración que cualquier otro proceso del cuerpo humano como llevar gafas o ir al baño. Pero es quizás el ejemplo más perfecto para entender cómo funciona el patriarcado, la salud sexual, los tabús, los mitos, y cómo todavía muchas mujeres siguen sin saber exactamente cómo funcionan sus cuerpos. Y yo no soy ajena. He llegado tardísimo a la copa y cada vez que pienso en la cantidad de dinero que he gastado en tampones y compresas… se me llevan los demonios.
¿Hay algo que no te guste de la industria cosmética? Me abruma la cantidad infinita de posibilidades para tratar cosas que ni sabías que existen y que por supuesto descubres que padeces. Y si decides “estudiar” un poco puedes acabar con la convalidación de un título de química ante el miedo de mezclar cosas y acabar. Siempre tengo la sensación de que me pierdo algo por no saber para qué sirve o no combinarlo de la forma correcta. Y también siempre tengo la duda de si lo más caro es lo mejor. En resumen, me quedo muchas veces con la sensación de que podría hacer mucho más.
No doy crédito 😯😯😯.
Yo tampoco doy crédito. Que absurdo...!