Sin miedo a 'desrecomendar'
¿Es el 'influencer' más auténtico cuando se atreve a perder contratos por hablar de la cosmética que NO le ha funcionado?
¿Nunca te ha parecido extraño que los periodistas de los medios de comunicación jamás se hagan eco de los cosméticos que no les han funcionado? Muy al contrario, con una frecuencia voraz se afanan en presentarnos decenas de productos que harán de nuestro cuidado diario un momento de placer, sino de éxtasis, y eficacia. No sé, Dorothy, pero a mí algo me huele a quemado en Kansas.
Por eso cuando vi que en TikTok se había hecho viral la etiqueta #norecomiendo, sin ser yo especialmente sospechosa de jeiterismo, sentí un soplo de aire fresco en la cara. Ahí me encontré a un buen puñado de muchachas que, desde sus casas, hablaban pestes de los polvos de maquillaje All Mat de Catrice (“No siento que hagan absolutamente nada. Es perder el dinero”, admite Elena Pérez), la mascarilla capilar de oliva de Laboratorios Valquer (“Esto lo venden por 16 euros, más o menos. La sensación que te puede dejar en el pelo es la misma que te puede dejar una de Pantene. O sea, sin más”, asegura Uxía) o una crema de la mismísima Nivea (“Es superpesada y no se absorbe rápido en la piel”, añade Karen Cosio). No son prescriptoras, me dirás, pero todas tienen más de 20k visitas. Y, en estos momentos, la métrica manda en los departamentos de márketing.
Me pareció un soplo de aire fresco porque yo, que probablemente he tenido entre mis manos el 90% de la cosmética que se ha lanzado en la última década, jamás he dicho (públicamente) nada malo de ningún producto. Muy al contrario, a veces también he pecado de ensalzar lo mediocre. Aunque, en esto, quien esté libre de pecado que tire la primera piedra.
Mi carta de hoy tiene como objetivo liberarme, y liberarte también a ti un poco, del yugo del bienquedismo cosmético. Lo siento, no todos los lanzamientos son mejor que el anterior, ni siquiera son pertinentes, y mucho menos necesarios. Sin ir más lejos, #norecomiendo a nadie que se haga la manicura con los esmaltes de Chanel (por mucho que los hayan tratado de mejorar durante años y años), ni que busque el labial rojo perfecto en Dior o Estée Lauder (no he encontrado en esas firmas ninguno que no migre al poco tiempo, dejándote la boca de Fofito por el camino), ni que entregue la responsabilidad de su hidratación facial a cremas de más de cien euros (así, en genérico, pero también puedo dar nombres: Crème de La Mer, Replasty de Helena Rubinstein, o The Rich Cream de Agustinus Bader). No importa lo que os digan, no merece la pena.
Deberíamos normalizar que, igual que los seres humanos son imperfectos, también las firmas cosméticas tienen sus puntos fuertes y débiles. Yo quizá rechace una hidratante de Lancôme, pero no puedo vivir sin sus máscaras de pestañas (me pasa lo mismo con las de H. Rubinstein). Y no soporto el corrector de ojeras de NARS, pero su Orgasm es mi rubor de cabecera (siempre, siempre, siempre aplicado con la brocha kabuki). De Chanel, Dior y Lauder, lo mejor son los perfumes. Caros como ellos solos, pero buenísimos y (si rebuscas bien en su catálogo) tremendamente singulares.
Sé que cada piel es única. Yo misma he empleado esa muletilla cada vez que una crema no me hacía el efecto que otras colegas juraban haber notado. No sé si es verdad (lo de que a otras les hace efecto, lo de que cada piel es única es cierto) o una mentira piadosa, porque ya sabéis que en esta industria, haya o no haya eficacia, andamos todos sobrados de fe. La fe no solo mueve montañas, aparentemente también reafirma tejidos, aporta luminosidad y, al mismo tiempo, te desencrespa la melena. Igual es eso, que, en realidad, lo que #norecomiendo es perder la fe.
Sí, pero lo otro también lo dejo dicho.
El armario cosmético de… Alma Aguilar
Aquí Alma Aguilar, en un retrato tan bucólico como su trabajo.
A Alma Aguilar le sigo la pista desde que empezó a interesarme la moda. Es diseñadora, ahora centrada en la moda nupcial, y su trabajo es un poco como ella: etéreo, elegante, sin aspavientos. Todo lo que una aspira a ser, claro. Nunca nos hemos visto en persona, pero a lo largo de los años nos hemos ido siguiendo la pista a través de las redes. Y, la verdad, me encanta que ahora forme parte de esta newsletter. Porque es de esas mujeres inspiradoras que una siempre quiere tener cerquita.
¿Qué rutinas cosméticas sigues a rajatabla, cuales a veces, cuales nunca? Mis rutinas son pocas, soy perezosa. A pesar de ello, siempre: por la mañana me lavo la cara con un jabón de caléndula de Kiehl’s, después aplico un sérum antiedad, que además ilumina y tiene vitamina C, de Farma Dorsch; y por último utilizo una hidratante súper jugosa (voy probando… en este momento tengo una que además tiene algo de corrector, de Kiehl’s)… Para mi vergüenza tengo que admitir que nunca me desmaquillo antes de ir a la cama. Solo algunas veces empleo alguna crema de noche. Me gusta muchísimo la de Collagène et Mauve, de Sisley.
¿Qué es lo que no falta nunca jamas de los jamases en tu botiquin cosmético? El jabón de Kiehl’s del que antes hablaba y el sérum New Age, de Farma Dorsch… ¡siempre conmigo!
¿Qué producto compraste y nunca más repetirás? ¿Por qué? Jamás volvería a comprar una hidratante de Lancôme… mucho perfume y una sensación (en mi piel) hasta de escozor.
¿Qué tratamiento querrías repetir una y otra vez? ¿Por qué? Repetiría una y otra vez un tratamiento de cabina de Sisley.
¿Qué es lo que menos te gusta de la industria cosmética? Las promesas en forma de afirmaciones imposibles de cumplir me ponen muy de mal humor, parece que en esta industria se pueden contar mentiras así sin más.
Un bodegón con lo mejor que hay en el neceser de Alma Aguilar.
Esta semana me gustaría escuchar, de verdad, qué productos cosméticos no te han funcionado (a pesar del buzz, del hype o de la veteranía). Si te animas, te espero en nuestro canal de Telegram para un #norecomiendo improvisado. Seguro que, entre todas, encontramos algunos nexos comunes y, por qué no, también sorpresas.
El universo de la cosmética es tan inmenso que terminamos probando aquí y allá sin terminar de saber cuál nos ha funcionado más que otro, también se complica cuando van pasando los años y la piel cambia tanto, una vez compré un serum de Dior de la línea Prestige y aseguro que me puso el rostro espectacular, eso si, dejé una pasta en ese mostrador !! He tratado de entrar al link de telegram y me dice que no existe el usuario. Felizmente día
No sé si considerar cosmética a los tratamientos anti acné, pero, ummmm, digamos que funcionar, funcionar, así, en general, poco, ni marcas buenas ni menos buenas... Y si alguien sabe de algo, ¡qué avise!