De qué hablamos cuando hablamos de Ringana
Expertas, amigas y vendendoras opinan sobre la firma de cosmética austriaca que provoca intensos sentimientos de amor, odio y escepticismo en redes sociales.
A mí me alertó mi amiga Rebeca. “Ringana, ¿qué tal?”. Si no me hubiera enviado ese WhatsApp, nunca se me hubiera ocurrido fijarme en lo que yo consideraba una marca más de venta/marketing multinivel como Avon, Mary Kay o Amway. Quizá un poco más agresiva en redes, con un packaging más mono. Pero una vez me alertó, comprendí que estaba ante un caso muy distinto: Ringana es un proyecto muy diferente y tremendamente adaptado a su tiempo.
Como no quería hablar de su cosmética sin probarla (solo faltaba que fuera, en secreto, la última Coca-Cola del desierto), hice una pequeña compra a través de una Ringana Partner, que es como se llaman sus comerciales. Tras desembolsar casi cincuenta euros, gastos de envío aparte, recibí por correo lo siguiente: un FRESH sample box face medium (con limpiadora, tónico, sérum y crema) y un FRESH sample box wash (con gel de baño, champú, aceite dental y la espuma Stay Fresh, que convierte cualquier papel higiénico en una toallita tratante. Lo que oyes). Dejé a un lado mi rutina habitual, si es que eso existe, para entregarme con pasión a las muestritas. ¿Noté algún cambio? Ninguno. Ni para mejor, ni para peor. Nada, aparte del aceite de dientes y la espuma Stay Fresh, me pareció ni especialmente eficaz ni remotamente original.
Como mi experiencia como betatester había sido un poco tibia (no recomendaría los productos, pero tampoco me llevaría las manos a la cabeza si alguien los usase), escribí a la gran farmacéutica Modesta C. para ver si podía revisar la formulación: “A pesar de mis reservas sobre los conservantes, reconozco que las fórmulas de Ringana incluyen ingredientes activos interesantes y ampliamente estudiados en el cuidado de la piel, como la niacinamida, el ácido hialurónico y varios péptidos. La calidad de estos activos no la podemos averiguar, pero en la descripción de la web algunos productos señalan el nombre comercial de los activos. Esto puede ser un punto positivo en cuanto a transparencia y confianza en los ingredientes si se cumple en el conjunto de la fórmula”, me respondió a vuelta de correo.
Ringana es una marca que saca pecho de su excelencia, de crear tendencia y de elaborar productos frescos (por eso su fecha de caducidad es de seis meses, doce si es oral). ¿Tiene esto sentido en cuanto a los beneficios del producto sobre nuestra piel? Una vez más, Modesta C. toma la palabra para esbozar una posible razón de este tipo de formulación: “Una fórmula sin conservantes eficaces tendrá, inevitablemente, una duración más corta y deberá consumirse rápidamente. Esto podría ser un punto de marketing que fomenta la reposición frecuente de los productos, lo que sugiere que el modelo de negocio de Ringana podría estar orientado hacia un consumo elevado, generando una mayor rotación y ventas recurrentes”. Además, diferenciarse con la idea de ingredientes frescos, sin conservantes químicos y fórmulas 100% naturales es una estrategia que “no comparto desde un punto de vista científico. Aunque estos términos son atractivos para los consumidores, es importante matizarlos. Los conservantes juegan un papel crucial en la estabilidad y seguridad de un producto cosmético”.
De toda la gente con la que he hablado sobre la marca (y han sido muchas personas, después de un fructífero llamamiento por Instagram), ninguna se ha quejado del producto en sí. Lo que a mucha gente le molesta de Ringana es el ahínco de sus vendedoras. O sea, no es la formulación de los productos, sino el modelo de negocio. “Sobrevaloran la calidad de los productos para que cinco personas se lleven un margen en esa economía multinivel”, argumenta Mercedes, una experta en dermocosmética que ha analizado muchos incis a lo largo de su carrera. Su crítica se centra, precisamente, en el funcionamiento de la compañía: “No me gusta la manera de llegar al público, no lo veo correcto ni lícito del todo. Y no me parece que lo que ofrecen sea para tanto. A mí los envases me parecen monos, atractivos, pero más allá de eso no comulgo mucho. Se compara mucho con otras marcas como Avon y Mary Kay, pero a mí Ringana me da miedo. Porque las chicas (normalmente son mujeres) que se dedican a venderla, para sacar un sobresueldo o como fuerte de ingresos principal, te explican esos cosméticos como la última maravilla. De repente, algunas clientas me mandan reels de ‘partners’ recomendando un factor de protección solar de 25 o 30 en lugar del de 50. En su argumentario, aluden a la necesidad de hacer callo solar. De verdad que todos los reels que he recibido de las vendedoras de Ringana son atroces, poco serios. La marca dice que no se hace responsable de la imagen o de la información vertida a través de sus vendedoras. Joder, pues si entregas así tu negocio… ¡fórmalas!. Acceden, tienen por encima a coordinadoras y coordinadoras. Ringana es una secta cosmética que lo intenta todo a través de esas mujeres, pero muchas de ellas no tienen ni formación ni información de lo que puede conllevar lo que divulgan”.
En mi interés por escuchar todos los puntos de vista, me he puesto en contacto con ‘partners’ en activo, que me hablan maravillas de la formulación y de las muchas posibilidades que les ha abierto la marca. Andrea Martínez, que se define en redes como mamá nómada digital, habla de “universo” para referirse a todo lo relacionado con Ringana. “¿Y por qué le llamo "universo"? Porque, en realidad, es un modelo de negocio de network marketing que yo, y creo que la mayoría de las personas en España, desconocemos por completo. Para entenderlo mejor, empecé a leer libros sobre el modelo, y fue como descubrir un mundo lleno de posibilidades abundantes, especialmente ahora que la marca se está internacionalizando. El año pasado, abrí el mercado mexicano con un equipo de trabajo increíble, y ahora ya tengo listo, por así decirlo, un equipo para abrir el mercado colombiano, que lanzarán en el primer trimestre de 2025”, me cuenta. En su cuenta de Instagram, a menudo sube información de ofertas cosméticas y/o posibilidades de trabajar con ella, de salir de la rueda del hámster. “Lo bueno (y a veces lo malo) de Ringana es que es un modelo muy libre. No estás obligado en ningún momento a comprometerte con objetivos específicos de ventas, niveles o cantidad de equipo, lo cual tiene su lado positivo: cada uno puede trabajar a su ritmo, estableciendo sus propios objetivos y gestionando el negocio como mejor le parezca. Sin embargo, esta libertad también tiene su lado menos favorable, ya que si no le dedicas esfuerzo y constancia, es probable que no generes nada”.
Tengo otra amiga que trabajó para Ringana hace años y decidió abandonar la compañía: ese negocio no era para ella. “Para ganar dinero de verdad hay que tener un equipo que trabaje para ti. Porque, por una misma, salvo q seas una killer en ventas, no llegas. Y sí, hay formación, pero eso es algo que depende de tu supervisora. En mi época había reuniones semanales”. Otra más, que trabaja codo con codo con influencers, me envió los perfiles de varias que se afiliaron y que, por el número de seguidores que acumulan, pueden tejer una red comercial muy rentable. “Hay una cuyo contenido es un spam constante. Y mira que le tengo cariño, pero se ha transformado totalmente: captación de adeptas a la secta 24/7”. Lo poco gusta, lo mucho cansa (y mosquea).
Cuando mi amiga Rebeca me escribió aquel mensaje, una amiga suya acababa de salir de la rueda del hámster y empezaba a vender Ringana. Un poco por curiosidad, un poco por compromiso decidió comprar algo. Me hizo aquella pregunta porque no notaba gran diferencia en su piel. Más de un mes después, le he vuelto a preguntar por el particular y dice que le gusta, pero no lo va a volver a comprar porque es carísimo.
En el armario cosmético de… Paula González
Quizá a Paula no la conoces, pero si te hablo de las velas de The Singular Olivia, ¿qué? Pues ella es la mujer que está detrás de ese estupendo proyecto. No he tenido que hacer memoria, me bastó entrar en la pestaña ‘prensa’ de su web para encontrar el primer reportaje que escribí sobre ella, allá por 2013, en El País. Ha llovido mucho para ambas, pero una cosa sigue incólume: el fantástico aroma de las velas y jabones que desarrolla.
Háblame de las rutinas cosméticas que sigues y los productos a los que le eres fiel.
Es muy difícil ser fiel a algo cuando tienes una tienda de cosmética y tu trabajo implica probar muchas cosas, no solo para traer producto nuevo y ofrecer productos originales y fantásticos. Para saber que son los mejores también tengo que probar de otras marcas y otros mercados que no son el mío.
Ahora bien, hay productos que pase lo que pase siempre repongo y siempre son una opción segura para mí:
Make my day, de Alice in Beautyland es mi crema refugio tanto para día como para noche. Tiene una textura intensa, me aporta nutrición mucho tiempo y siempre me noto la piel más bonita desde que me la pongo. Sin ser natural ni ir de ello, tiene unos ingredientes botánicos preciosos que realmente me sientan bien.
Real Shea Protein, de Rated Green: esta crema capilar es la que me permite, teñir, rizar y alisar el pelo sin acabar calva en el intento. No comprendo cómo no se ha hecho viral y, aunque me cueste reconocerlo, he gastado una pequeña fortuna en probar productos similares que no le llegan ni a la mitad en buen resultado. La pega, que es pegajoso, como las buenas proteínas del pelo, pero merece la pena el esfuerzo.
Eau Belle, de Azzaro. yuzu, ciclamen, cedro... un perfume que adoro, que uso desde jovencita, que no hace tanto estaba a 30€ en los aeropuertos y que ahora solo se encuentra online, supongo que las últimas unidades, a más de 200€... ¿pueden volver a hacerlo por favor?. Lo uso con mucha pena, no era ese mi plan.
Producto favoritísimo para llevar a una isla desierta. Protección solar 50 con todos los +++ que se pueda. Soy muy, muy alérgica al sol, del tipo un día de playa de junio, ¡en el norte! y acabar de noche en urgencias. Así que supongo que mucha protección solar, un paraguas con SPF a lo japonesa y pañuelos de papel para pasar el disgusto de irme a una isla.
Producto con hype que fue un total bluff. La marca Sunday Riley en general, sus sérums en particular. No merece la pena, ni en composición ni en texturas... un bajón, tenía buena pinta. Summer Fridays lo mismo, muy aesthetic, poca chicha. Y de marcas españolas tengo una buena lista, pruebo todo lo que puedo y me paso el día en redes, así que tengo una buena lista negra, ¡pero no te voy a decir cuáles que ahora mismo no tengo mucho tiempo para meterme en líos!
¿Por qué crees que Ringana provoca ese amor/odio en las consumidoras? Yo no soy nada fan de Ringana. Sin meterme a analizar los productos (aunque tendría para un rato), que te pueden convencer o no... las empresas de marketing multinivel son históricamente benefactoras de la posición profesional de las mujeres, en concreto de las mujeres y no de los hombres. Abogan por un estilo de vida cuya aspiración profesional debe ser venta por catálogo, con un discurso de conciliación que esconde una inversión económica que muchas veces afecta a quien menos le hace falta. Me rompe el corazón ver cómo influencers, hasta ahora feministas, están tomando el discurso de Ringana como natural, vendiendo un estilo de vida que nos aparta del circuito laboral a base de captar a otras vendedoras, muchas, muchísimas de ellas en situaciones vulnerables: bajas, cuidados de hijos y familiares, empleos de media jornada... No me parece que solucione el problema, sino que además lo alimenta. Es una estrategia más vieja que el hilo negro, no entiendo cómo en 2024 seguimos en estas, pero si, aquí estamos.
Y después, como fabricante de cosmética y teniendo cerca la ley y las instrucciones del Comité Europeo de Cosmética, puedo deciros que un cosmético que caduca en seis meses no se puede sacar al mercado, así que desconfío en todas las marcas que apuren a sus clientes en la consumición de su producto. Cuando fabricas un producto tienes que presentar cada ficha de seguridad y trazabilidad. Si caduca en seis meses no la van a aprobar, por lo que entiendo que es una sugerencia, más que algo obligatorio, pero que en sus discursos comerciales se señala con un mayor énfasis para asustar y meter prisa al consumo para que pueda realizarse una nueva venta.
¿Qué es lo que menos te gusta de la industria cosmética? Que cargamos aún mucho mensaje fundamentalista sobre necesidades y perfección, cuando lo que debería ser potenciado es el disfrute, el placer, el gusto por el cuidado. Pero de siempre se ha vendido más a raíz del miedo, de la crítica y con el discurso de la perfección, y una industria es una industria. Ojalá abriéramos los ojos y pudiésemos decidir desde la pureza de lo que nos gusta: esta crema huele regular, lo siento. Esto es feísimo, no lo quiero. Esta textura no me gusta, no es para mi. Estoy segura de que elegiríamos mejor, no es verdad eso de que hay que sufrir. Nada aporta tanta belleza como ser feliz.







Hola Paloma, no he probado Ringana, pero me lo veía venir, con tanta insistencia que le ponen algunas… ¡Muchas gracias por tu post!
No sé si podrías escribir, algún día, por favor, cómo se sabe que algo te está funcionando. Porque yo veo que tengo, por ejemplo, la cara bien, pero ni mejor, ni peor. Te parecerá una pregunta tonta, quizá, pero yo no sé qué activos me funcionan y cuáles no. Muchísimas gracias por adelantado. 😘
Leer tu correo los domingos es la pera, necesito más y más y una mesa redonda para porder escuchar. Un abrazo me ha encantado