Se puede señalar la gordofobia sin defender la obesidad
Bastante tenemos las gordas con estarlo como para que el término siga funcionando como insulto. En recuerdo a Itziar Castro.
La última vez que escribí sobre estar gorda, lo hice en primera persona. Entonces reflexionaba sobre lo que supone una vida entera de báscula oscilante, de ver a gente cuchichear a tu alrededor e inmediatamente pensar que es por tu peso, de comprar blusones holgados para no marcar las chichas y, por supuesto de martillearte por comer o por pasar hambre en una espiral de dietas y atracones en la que nunca ganas.
Hoy escribo sobre ser gorda con la impúdica intención de hacerte reflexionar sobre la gordofobia. Porque una cosa es entender que un cuerpo ‘saludable’ ha de mantenerse en una horquilla específica de peso y otra muy diferente insultar y culpabilizar a quien, por razones que pueden venir o no al caso, no logra colocarse en el lado beneficioso de esa balanza.
A veces la gente habla de las gordas ballenas focas cerdas como si se empeñasen en no adelgazar. Como si la única razón de sus excelsas dimensiones fuesen la bollería industrial, las bebidas carbonatadas, las pizzas en packs 2x1… Puede que en ocasiones sea así, puede que haya razones del corazón que la razón no entiende (que dirían los atléticos) para refugiarse en la comida cuando todo lo demás es insoportable y hacer de eso su único lugar feliz, aunque te cueste la vida. Puede que no sepan que existen tratamientos eficaces, tanto físicos como psicológicos. Puede que incluso sean megaréxicas sin saberlo. Puede que hayan sufrido abuso de pequeñas. Y también puede ser que la obesidad no sea la enfermedad final, sino un síntoma de otra, como el síndrome de Cushing o el lipedema. Ya lo ves, pueden ser muchas cosas, pero ninguna un insulto.
Ninguna mujer quiere ser gorda. Ninguna mujer se levanta un día y se come un cruasán pensando en lo bien que le va a venir eso a su predisposición natural para padecer diabetes. Ninguna mujer sueña con entrar en la talla XXXXXXL (a menos que venga de la XXXXXXXL). Y tampoco ninguna mujer aspira a que le tengan que unir dos asientos en un avión para poder colocar su trasero. Y, sin embargo, esto ocurre cada día en diferentes partes del mundo. Estaría bien no sumar el escarnio y la sorna a quienes ya viven inmersas en la vergüenza de la obesidad. Porque sí, la obesidad es la única enfermedad que se vive con vergüenza, al fin y al cabo parece tener una ‘solución’ tan sencilla… que es de imbéciles no recurrir a ella. Simplemente con cerrar el pico basta. Ojalá en todos los casos fuera así de fácil. Ojalá todos los tejidos adiposos respondiesen igual a la disminución de ingesta calórica y al aumento de actividad física.
Te voy a contar un secreto: contrariamente a lo que mucha gente cree, señalar con el dedo a los gordófobos no te convierte automáticamente en defensora del sobrepeso. Sin embargo, no señalarlos, sí que te hace cómplice de denigrar, intimidar y tratar con crueldad a muchas mujeres por el mero hecho de no adelgazar. Piénsalo bien antes de participar en la conversación. Nadie insulta a una anoréxica, y eso que podría comer para dejar de serlo.
Me alegra contarte que esta newsletter llegará a tu buzón al mismo tiempo que al de todas las suscriptoras del boletín de Saigu, una firma de maquillaje española (esto es: investiga, desarrolla y produce en España) de la que te he hablado en varias ocasiones, porque estoy obsesionada con su base fluida. Gracias a las amigas de Saigu por dejarme amplificar así el mensaje.
En el armario cosmético de… Bárbara Crespo
Bárbara Crespo es un torbellino de creatividad que no ha parado de crear contenido en redes desde hace más de una década. Siempre ha ido bien pegada a las tendencias: es estilista, asesora de imagen y gestora de redes sociales. Además, lo suyo con la cosmética es pura pasión…
¿Cuáles son tus rutinas? Soy muy fan de las rutinas. Desde muy joven he sido muy disciplinada con los cuidados relacionados con la belleza y el bienestar. Comencé a tener acné más o menos con 12 o 13 años y desde entonces he aprendido que para mantener este problema a raya, era importante cuidar mi piel… Además, es que me encanta cuidarme. No me da pereza ni las asocio a algo malo, tengo muchas dependiendo de la necesidad y el momento del día:
Rutina de belleza de la mañana, que comienzo siempre con el lavado del rostro con agua tibia, una loción de azelaico de GH, y alterno activos como la niacinamida de la Roche Posay con otros para el cuidado de la rosácea (Rosacure) Y por supuesto FPS a diario.
Rutina de maquillaje en la que no falta la base Double Wear de Estée Lauder a la que soy superfiel y que aconsejo desde hace años.
Rutina de autobronceador de cada mañana, antes de vestirme, en la que aprovecho para hidratar la piel de piernas y brazos con alguna gota de autobronceador de St Tropez o St Moriz (mis favoritos) y así logro tener estas zonas del cuerpo bien hidratadas cada día. Además, en este momento, suelo aplicarme una crema específica en el vientre, de Clarins.
Rutina nocturna. Guardo todos los productos en una neceser que llevo al salón para aplicarlos mientras veo la tele o leo un libro y también comparto con mi chico. Entre otros, usamos retinol en noches alternas. Ahora mismo estamos con uno de Cantabria Labs que me está gustando mucho.
Rutina de mesilla de noche, que sin duda es la que más pereza me da y confieso que, a veces, me salto ;) en la que me aplico hidratante en pies, manos, codos y rodillas. Y dos específicas de Clarins para el pecho y la celulitis.
¡Como ves no me falta ritual alguno! Y eso que me he dejado la del cabello, con mascarilla una vez a la semana y productos anticaída. Me encantan los de ICON y Kérastase.
¿Cuales son tus dos o tres básicos indispensables? ¿Solo esos? Jajaja no sé si me será posible teniendo en cuenta todo lo que te he contado pero lo voy a intentar. Uno de ellos sería sin duda mi base de Lauder, protección solar a diario no comedogénica, un perfume con notas de vainilla y orientales (tengo muchos que cambio cada día) y polvos de sol….
¿Te gusta la navidad? ¿Te gusta juntarte con los tuyos? ¿Cómo consigues evadir los momentos incómodos que suele haber en todas las familias? ¡Desde que soy madre me encanta! Ella es mi Navidad… Siendo sincera desde que mi chico forma parte de mi vida son especiales porque es una persona llena de entusiasmo. Además, mi cumpleaños cae en plenas Navidades y comenzamos a salir la Noche de Reyes; así que desde que estamos juntos me ha hecho sentir mucha ilusión estos días. Ellos dos son mi magia! Y la Navidad es eso, magia, amor, bondad… Eso si, te confieso que algún vez me encantaría que pasáramos estas fechas los tres en bikini y bañador en una playa bonita. ¡A ver si algún año lo consigo!
¿Hay algo que no te guste de la industria cosmética? No me gusta que sigue poniendo el foco en la juventud y en la belleza inalcanzable e irreal…
La juventud es una etapa preciosa de la vida pero no es la única. Y la belleza es infinita… cada individuo, cada mujer (porque al final se pone el foco en nosotras) es única y tiene algo que le hace hermosa…
Es cierto que las campañas cada vez son más inclusivas y diversas, pero aún así, tenemos que seguir haciendo un esfuerzo, entre todos, para que se muestren otros rostros y modelos. Pero no por seguir una moda… sino por mostrar la realidad…
Tampoco me gusta que se ponga en valor la delgadez en exceso; creo que nos hace muchísimo daño a las mujeres, desde muy pequeñas, sentir que solo somos válidas si estamos delgadas. Es una trampa en la que caemos a costa de nuestra salud y bienestar emocional. En este sentido, la industria tiene que ponerse las pilas y erradicar ciertos discursos que a estas alturas no deben ser válidos.
Por eso me encanta cuando veo a personas mucho más jóvenes que se dedican a redes y a crear contenido, o a cantantes y actrices que son diferentes, que tienen curvas, que hacen deporte, que comen rico, que no siguen dietas, que se cuidan poniendo simplemente en valor la salud… que dan otro ejemplo. Las celebro y las aplaudo.
Muchas de las mujeres de mi generación crecimos comparándonos con las top models, mujeres muy altas y muy delgadas. Ellas eran nuestro referente normalmente. También eran reales, por supuesto, y hermosas; pero la mayoría no éramos así. Incluso muchas de ellas tampoco lo eran y sufrían muchos trastornos de la alimentación para alcanzar una imagen determinada…
Afortunadamente, a día de hoy, las redes, a las que tan a menudo demonizamos, a veces con razón (ese es otro debate jajaja), también muestran todo ese otro universo de una generación de jóvenes y no tan jóvenes únicas y hermosas que son tal y como son… ¡estupendas todas ellas! ¡Yo soy muy fan y defensora!
Qué artículo más magnífico y lleno de realidad. Refleja fielmente el sufrimiento de muchas mujeres con obesidad que cada día luchan con las críticas de la ignorancia y la maldad vertidas por multitud de personas que se creen con derecho a opinar sobre el aspecto físico y la vida de otras personas. Muchas gracias por tus palabras y por hacer visible de un modo tan claro que ser obeso no es una elección.
Fantástica!!! ❤️❤️