Cosmética española que me encanta (Vol. III)
¿Y si el amor (cosmético) estuviera a la vuelta de la esquina? Hoy te presento siete nuevos productos peninsulares que me apetece comprar y probar.
Soy una gran fan de las sombras en lápiz. Mis favoritas son las Colour Chameleon de Charlotte Tilbury (el rosa del Pillow Talk es para quedarse a vivir), porque son duraderas y al mismo tiempo moldeables con un pincel o con la yemas de los dedos. Tremendamente sencillas en la aplicación, me parecen muy aptas para patosas del color. Hace tiempo que quiero testar esa misma versatilidad en varios colores de The 24h Eye Stick de 3ina, en concreto el 503 (que creo que es el que usan en la publicidad que me ACOSA en Instagram, y parece fácilmente difuminable) y el 314, un rosa un poco metalizado que tengo la sensación de que sienta muy bien.
¿Un ambientador que se llama Galicia? Póngame cinco palés. En serio, qué maravilla el diseño del packaging de Pereira 1903 (una farmacia de Redondela) y qué interesantes me parecen todas las combinaciones de aromas del hogar: hojas de higuera; violeta, hojas de limón y almizcle; naranja y canela; chocolate, naranja y vainilla; rosas y champagne; hojas de té…
Históricamente, Madrid ha sido el reino de dos grandes damas de la estética: Carmen Navarro y Maribel Yébenes. Esta última lanzó su propia firma de cosmética hace cinco años (con gran algarabía y jolgorio entre las estrellas de nuestro firmamento: de Genoveva a Marta Sánchez) y desde que la presentó, tengo mucho interés en testar el rendimiento de su mascarilla Multi Action Intensive Mask, que es como un bálsamo nocturno ultrahidratante y puede hacer las veces de crema de noche. Si no lo he hecho aún es porque cuesta 75 euros (y ni siquiera es el producto más caro de MY Yébenes).
Soy muy de probar limpiadoras en todo tipo de texturas, y la gelatina que se inventó la fundadora de Quinque (Jelly Cleanser) está en mi cesta de la compra desde hace dos años. En aquel momento me la regalaron las amigas de Laconicum, pero no pude usarla (y la regalé) porque contiene CBD. Yo estaba embarazada y aquel ingrediente me parecía un sacrilegio. Ahora creo que el sacrilegio fue deshacerme del envase.
Le tengo muchas ganas al champú Purificante Sin Sulfatos de Secretos del agua. Las cremas faciales (que yo probé antes del muy necesario repackaging, con el que no sé si han cambiado la formulación) eran buenísimas, así que de los productos de su área de expertise, el pelo, solo espero que esté a la altura. Siempre me ha costado encontrar un buen producto lavante para mi melena difícil (fina, quebradiza, grasa…).
Aunque tengo la piel del rostro cuajada de pecas que ayudan a camuflar las manchas, cada vez me preocupa más la aparición de las mismas. Con ánimo de prevenir y frenar su avance cromático, esta primavera no me vas a ver salir de casa sin antes aplicar Melan 130 Pigment Control, de la barcelonesa mesoestetic. Tiene protección para UVA, UVB, infrarojos (IRA) y luz visible (HEV). Vamos, solo le falta traer dentro un ticket dorado para entrar a la fábrica de chocolate de Willy Wonka.
Siempre, siempre, siempre llevo encima un bálsamo hidratante. Aunque alguna vez ya he confesado que nada alcanza la perfección de Suavina, también uso Lip Perfector y Lip Comfort Oil de Clarins, Lip Sleeping Mask de Laneige, 101 ointment de Lanolips y el bálsamo protector para labios de Elizabeth Arden. La verdad es que en este sentido, mi imperio romano no termina en Finisterre. Ahora quiero probar el bálsamo que lanzó el año pasado ECOALF, que se presenta en carcasa recargable y no contiene ni plásticos, ni agua, ni parabenos, ni siliconas, ni ingredientes de origen animal. Es tan raro y diferente a todos los demás que igual puedo empezar a hablar de él como el Asterix de los labiales.
Ver más…
Cosmética española que me encanta (I)
Cosmética Española que me encanta (II)
En el armario cosmético de… Ana Marcos
Conocí a Ana Marcos cuando comencé a trabajar en El País Semanal hace algo más de una década. Ella estaba haciendo la beca larga del máster en la sección de Cultura y por aquel entonces ya era sagaz, brillante, una chispita de borde, bastante honesta y 100% maravillosa. No sé muy bien cómo me gané el privilegio de llamarle amiga, pero me alegro muchísimo. Gracias a eso he podido ver de cerca cómo no para de crecer y crecer profesionalmente. Podéis leer todos sus artículos aquí, pero os resumo su meteórica trayectoria: estuvo en la corresponsalía de Colombia, ha trabajado en Nacional, ha destapado el caso Carlos Vermut después de más de un año de investigaciones, envía la maravillosa newsletter de Arte del periódico… Y, como lo tiene todo, también es de las que preparan su neceser cosmético a conciencia. Toma nota.
Hablemos de rutinas… Soy bastante estricta con la rutina de cara de mañana y noche. Estricta en hacerla, no tanto en los productos porque soy incapaz de resistirme a modas, recomendaciones de amigas y redes sociales. Mi indecisión o inseguridad naturales también se trasladan a la cosmética. Me lavo la cara por la mañana y por la noche con productos de CeraVe. Ahora estoy con la hidratante, pero creo que ya he probado toda la gama de limpiadoras de la marca. Por la mañana, después de la limpieza, lo primero que hago es usar el tónico de árbol de té de Lush. Me leí a conciencia tu newsletter y todas las dudas que te generaban, aún así, estoy probando la vitamina C de Pai, a ver si es verdad que me empieza a brillar un poco la piel. Hace unas semanas empecé con el sérum K-AT de Gema Herrerías, un contorno de ojos. Uno de mis mayores complejos, desde niña, son las ojeras. Sé que hay poca evidencia en que un contorno vaya a obrar el milagro de hacerlas desaparecer y que, por fin, una mañana alguien se ahorre el comentario de: "Te veo cara de cansada". Pero, oye, ahí sigo, me aferro a estos productos como si fueran una estampita de la Virgen (la que sea). Termino con Hydra de Santamarina y protección solar 50+ A-R Emulsion de Heliocare. Por las noches, después de la limpieza, combino unos días Velvet, de Santamarina, un retinol al 0,5%; con Reset 10, el glicólico de la misma marca. Una vez a la semana hago una limpieza más exhaustiva con Osmoclean Crème Douce Désincrustante de Esthederm. En el caso del cuerpo me quedo en una línea: no tengo rutina, no soy constante. No puedo ni poner de excusa la maternidad. Se me olvida siempre, incluso en verano. Con el pelo me pasa lo mismo que con la cara. Soy muy veleta. Tengo el pelo rizado, es decir, un trauma desde niña. He pasado por las gominas extrafuertes de Giorgi. Alisarme el pelo con planchas y sin protectores capilares. Probar los métodos curly. Créerme que me he pasado la pantalla del patriarcado y ni peinarme. Ahora estoy en una fase en la que la rutina la marcan mis hijos y el trabajo. Sí, cero autocuidado y autoconciencia. Uso productos de Fructis, no puedo concretar uno, creo que cada vez que se me acaba un champú o una mascarilla, elijo la siguiente en el lineal del supermercado. Los días que me da tiempo me aliso el pelo, los que no, opto por recogidos. Mi rutina de maquillaje es el ejemplo perfecto de esa combinación de consejos de amigas, en concreto tú, mi gurusa en la cosmética, y tendencias de TikTok. Uso la base de Saigu y el corrector Infalible 24H de L’oréal Paris para las ojeras, siguiendo tu recomendación. No pude escapar al viral del colorete líquido Sheglam. En este momento, busco un sustituto para la máscara They’re Real de Benefit, así que atenta a tu WhatsApp, Paloma, que en breve se me acaba y recibirás un mensaje. Y para las cejas estoy experimentando con 24-HR Brow Setter, no sé si me convence. En mi vida solo he sido fiel a un perfume, el Neroli Portofino de Tom Ford. Como mi economía no me lo permite, he encontrado un sustituto en Fleur D´Oranger de Zara. Confío en que vuelva a tienda con la llegada del calor. Si no, voy a tener que abrir una Cuenta Naranja solo para poder comprarme de nuevo Tom Ford.
¿Qué te llevarías a una isla desierta? La protección solar. Sé que es una cursilada, pero: Di no al fotoenvejecimiento y las manchas.
Un hype que te pareció un bluff. No sé exactamente si esperaba el milagro, pero no noté un gran cambio, bueno, en general, no experimenté ninguna diferencia con Advanced Night Repair, de Estée Lauder.
¿Algún cosmético español entre sus favoritos? ¿Para ti puede ser decisivo que una marca sea española a la hora de decantarte por ella? Llegué a Santamarina gracias a nuestra amiga en común María Porcel. Primero como divulgadora y ahora ya como una marca. Me encanta Hydra. No creo que sea definitivo que una marca sea española para priorizarla porque, como comentaba antes, confío más en los consejos de mis amigas y ciertas divulgadoras de redes sociales.
¿Qué es lo que menos te gusta de la industria cosmética? Lo que menos me gusta de la industria cosmética es creerme que vivo al margen de ella. Esto lo puedo aplicar a otros aspectos de mi vida. Desde 2017, con la última ola feminista, estoy en un proceso de deconstrucción en el que voy alcanzando ciertas metas, convicciones y certezas. Tengo muy clara la estrategia de la industria de la cosmética, su imposición de cánones heternormativos y su definición de un solo tipo de belleza. Me creo más lista e identifico todos los trucos con los que esta industria pretende ser más inclusiva. Me sé toda la teoría. Luego llega el día a día, la práctica. Vivo acomplejada por mis ojeras, mis párpados caídos, ahora la pérdida de colágeno y estar perdiendo el óvalo facial. Ya no solo paso horas hablando y leyendo sobre productos, ahora también sobre tratamientos de medicina estética. Y sé que no hay ni libertad de elección ni libre albedrío en todo esto. Si ya la maternidad me marcó el camino a la invisibilización social al que estamos sometidas las mujeres, la edad me ha metido directamente en este túnel. Confío en que esas convicciones que he conseguido en otros temas, las consolide también en lo que se refiere a mi aspecto. No pretendo abandonar el maquillaje ni los productos cosméticos. Me gustaría poder usarlos y aceptar a la vez el paso del tiempo, es decir, vivir de verdad al margen de la presión social que hay sobre los cuerpos de las mujeres. Que al final no deja de ser otra forma de violencia sobre nosotras.
He disfrutado cada letra de este post. Gracias!!
Alaaaa! Qué guay que Ana Marcos use la base de Saigu💙