La primera de regalos navideños
Las mujeres que este año han abierto sus armarios cosméticos en esta 'newsletter' te cuentan sus regalos fetiche para la época de mayor facturación de la industria.
‘El regalo de navidad’ es como decidí llamar al documento de Google Drive en el que he ido archivando las respuestas que una veintena de mujeres me han enviado para preparar mis cartas de diciembre (la primera, la tienes en tu buzón; la segunda la recibirás el día 22, un rato antes de que comience el sorteo de la lotería). Las preguntas, con espíritu beauty, eran: ¿qué quieres que te regalen esta navidad? ¿qué vas a regalar tú?
Todas estas mujeres de las que te hablo tienen en común una cosa: a lo largo de 2024 nos han abierto, a ti y a mí, las puertas de su baño, nos han desvelado sus rutinas y hasta se han mojado en temas como la desigualdad sanitaria, el edadismo o la cosmética de proximidad. Desde aquí, mi gratitud eterna.
No te quiero engañar: lo que vas a leer a continuación puede animar al consumismo, pero también son textos honestos (libres de cualquier vinculación publicitaria) que reflejan la realidad, los deseos y los intereses de quienes los han escrito. Un auténtico experimento sociológico, que diría Mercedes Milá en aquel primer Gran Hermano, del que deriva una serie de peticiones a Gaspar, Baltasar y Melchor tan variada como la vida misma:
Paula González: “En mi lista he puesto un aparatito coreano, Medicube AGE-R Booster Pro, que tiene seis funciones de luz, electricidad y movimientos: electroporación, microcorriente, EMS, agujas eléctricas, LED y vibración sónica. Tengo muchas ganas de probarlo. Lo tengo estudiado desde la distancia y, aunque las promesas en aparatos electrónicos hay que cogerlas con pinzas, tiene muy buena pinta. No necesita de productos específicos para usarlo (vamos, que no te condena a usar algo de la marca, como pasa con las mascarillas de Foreo) y es algo que yo no me compraría por mí misma, siempre elegiría una buena crema antes, por eso me parece ideal para regalo.
Y la segunda cosa que quiero es Optimum, de Hifas da Terra. Soy fan de esta marca gallega desde que viví el cáncer con mi madre, tienen tratamientos oncológicos específicos para paliar efectos de la quimio y radio y los vendía en la tienda cuando aún era física. Tomé sus suplementos con reishi y melena de león y siempre me fue muy bien, pero no he probado Optimum, su suplemento más completo con especial enfoque hacia la belleza, así que este año cae. Además, no es un suplemento cualquiera, es precioso, con ese bote impresionante que es un poco de brujas y un poco de reina, un regalo de diez, yo creo”.
Gabriela Ybarra: “Me encantaría hacer una sesión de colorimetría para saber qué colores son los que más me favorecen a la hora de vestirme y maquillarme. Estoy totalmente enganchada a los análisis que hace @teresatomu en Instagram”.
Ana Muñoz: “De maquillaje, me gustaría el colorete en crema de Glossier, el Cloud Paint, en tono Puff y un lip tint de Rhode en tono Espresso. Para desmaquillar, Tangerine Cleansing Balm, de Rowse. También alguna crema y jabón de manos de Aesop y el aceite facial de Herbar (solo por poseer ese precioso frasco). Me encantaría algo tecnológico, por ejemplo el secador de Dyson, para ahorrar tiempo, o el Foreo Bear para el rostro. Y a mi madre le regalaría la colonia English Pear & Freesia de Jo Malone London, además de buscarle un buen masaje (se aceptan recomendaciones)”.
Lorena Bembibre: “La verdad es que soy muy básica, pero lo que sí recomendaría a todo el mundo es comprarse un cepillo secador de pelo. Para las que, como yo, sean auténticos zotes en cuanto a manejo de cabello, esto ha supuesto una revolución. Manteniendo un buen corte y con esta herramienta, mi pelo es otro. Para comprarlo no hice un gran estudio de mercado. Fui a nos grandes almacenes y me compré el que me dio más confianza entre los baratos, en mi caso uno de Revlon. Alucinante.
Y, por si queda alguien que aún no lo haya probado, la combinación de colorete Orgasm de Nars con su brocha Kabuki es la mejor inversión en el concepto buena cara. El regalo perfecto para las mejores amigas”.
Maru Quiñonero: “Sin duda sé cual es el regalo perfecto: el bálsamo de mandarina de Rowse. Lo he regalado mucho y seguiré haciéndolo. Por su textura, perfume e hidratación”.
Cris Romero: “Me encantaria introducir en mi rutina una máscara LED. Tendría que volverme disciplinada eso si. Pero creo que la FAQ 202 de Foreo podría cumplir esa función. 15 minutos durante tres o cinco dias por semana no debe ser tan complicado. ¿Es cara? Sí. ¿Cumple? Pues parece ser que también y, como no puedo llegar al Ultheraphy, esta es mi opción”.
Mar Manrique: “No tengo ni idea de qué sería. Tal vez me gustaría distanciarme del tengo-que-probar-todos-los productos: si el lápiz de labios de Deliplus te funciona, adelante, no necesitas uno de NARS.
En cualquier caso, jamás le haría ascos a un calendario de adviento de maquillaje. Tanto que me lo regalen como regalarlo. Me parece superdivertido jugar con la sorpresa del qué será, qué será, cada día. No creo que mi madre o mi novio lleguen a leer esto, pero les serviría de advertencia”.
Marta D. Riezu: “Regalaría el frasco de vidrio soplado por el artesano Michael Ruh para Perfumer H, la marca de Lyn Harris. Me chiflan Charcoal o Rhubarb. Me encantaría que me regalasen (pero voy lista) el colgante-botella de Elsa Peretti para Tiffanny, el de plata con tapón de jade. Llevaría dentro semillas de caléndula o borraja (polinizadoras ambas) para plantar cuando estuviera por esos mundos de Dios.
Sara García: “Me gusta mantenerme fiel a los productos que me funcionan, y creo que siempre viene bien tener reposiciones de aquello que es más basico y se usa a diario. En mi caso llevo años utilizando la crema hidratante facial Moisture Surge de Clinique y no puedo dejar de usarla. Siempre me gusta tener un bote extra en casa.
Y si tuviera que elegir un producto que aún no haya probado, tengo muchas ganas de hacerme con el aceite capilar Huile Elixir de Kérastase. He oído maravillas de él en relación con cabellos frágiles como el mío y no puedo esperar a probarlo”.
Iciar Estellés: “Desde hace varios años (4 exactamente), mis wish list de navidad son un tanto diferentes. Las primeras dos para pasar un postparto, primerol y un segundo embarazo muy avanzado después, se basaban en artículos que me ayudasen a sobrevivir dignamente cada etapa. Una máquina de presoterapia, un pijama de moda (muy) oversize pero que me solucionaba cualquier situación y un tratamiento integral de belleza que me otorgaba cuatro horas enteras para mi sola.
Estos dos últimos años, más centrada en ser persona que madre, he ido un paso más allá y he utilizado como excusa estas fiestas para auto regalarme dos cosas que siempre he soñado, y digo soñado y no querido, porque ambas vienen de lejos. El año pasado me hice una lipoescultura y este año voy a por los pechos.
No quiero ni menospreciar ni promover la cirugía estética. Aún formando parte de este universo y estando muy informada, siempre le había tenido respeto y miedo. Pero después de los embarazos, esfuerzos titánicos para reconectar conmigo, estando bien de peso y haciendo deporte, sentía que había llegado el momento. Investigué, pregunté y acabé en la consulta del Dr. Ramón Varela (Martín de Hierro) gracias Mamen López por la mejor recomendación del mundo.
Decidimos (incluyo a marido porque por mucho que sea por y para mí y mi decisión, logísticamente recaía una parte importante sobre él) hacerlo durante las navidades por las vacaciones y facilidad de cara a los niños. El año pasado fue tan bien, por encima de cualquier expectativa, que este año me he animado con el pecho.
Así que puedo decir que sí, que este año por navidades tengo dos regalos, poder operarme del pecho y el tiempo y apoyo que me conceden mi madre y marido para hacerlo lo más tranquila posible.
Espero el año que viene volver a cosas más sencillas, pero ¿quién sabe? Sigo pensando que las mejores inversiones son estas, a largo plazo, meditadas, honestas y que sumen”.
En el armario cosmético de… Paloma Castro
Paloma tiene una de las sonrisas más honestas y empáticas que he visto en mi vida. Todo en ella transmite paz, calma y sosiego. Puede querer hasta a las malas de las telenovelas. Cualquiera diría que trabaja en el departamento de marketing de un gran grupo editorial, cuando lo que le pega es algún proyecto boutique relacionado con la naturaleza. Puedes seguirla en redes, solo encontrarás buenas ideas.
Háblame de tus rutinas cosméticas: En el verano del 2000 me apagaron un cigarrillo en la cara, sin querer, pero con vigor, y con esa gran llaga viví un pánico adolescente. Salí de ahí sin cicatriz y fue por la magia del poder regenerador de una protección solar 50 constante, limpieza e hidratación. Desde entonces y con la certeza de que esa combi era milagrosa, mi rutina ha sido sumamente implacable: cero maquillaje, agua micelar y una careta blanca de Nivea cada noche. Construí el sentido de que cuidarme la piel era igual que cuidar de mi persona entera y que si un rayo de sol alcanzara mi cara, me destruiría. Es curioso sin embargo que acercándome a los cuarenta y habiendo enriquecido mucho esa liturgia, esté soltando (solo un poco) esa disciplina. Sospecho que empiezo a vislumbrar un respeto adulto por la verdadera naturaleza de mi rostro. Me asusta la idea de que frenar la madurez de mi piel signifique frenar la madurez de mi persona. Es una reflexión que quizá acompañe a alguien más. O quizá estoy sola. Da igual. ¡Viva el skincare y la neurosis!
Como militante, comparto aquí mis certezas y descubrimientos:
· Lo primero es hablar de una marca que me acompaña desde primavera. Se trata de Onshindo Osaka, cosmética japonesa. Me deja la piel alimentada y luminosa con su combo de biotecnología y flora japonesa. Los básicos en mi rutina son tres: NADESHIKOIRO (este sérum contiene yuzu, un antioxidante de los buenos con vitamina C), un contorno de ojos ligero (y, sobre todo, muy hidratante, al final del día la piel sigue jugosa) y la mascarilla UMINOIRO (con la que duermo una vez por semana), que es para mí el producto estrella de la marca. Ojalá la probéis: es buenísima.
· Otra arma cosmética que uso una vez a la semana es el limpiador vibrador FOREO, que uso con un jabón suave bajo la ducha. Aprovecho para darme masajes linfáticos (o eso creo yo, porque vete a saber): se trata de amasar los canales drenantes y llevar la carne hacia arriba. Así lo señala esta sabia mujer.
· Algo que ha cambiado mucho en mí es el pelo. De pronto tengo una peluca larga, frondosa y comentada. Las claves han sido: estas pastillas, lavarlo solo una vez a la semana y ponerme un poquito de sérum en las puntas.
· He dudado si escribir sobre esto: sé que tengo el contacto de la mejor esteticién de Madrid y del mundo entero y por ello su lista de espera puede ser eterna, así que no quiero competidoras. Se llama Antoñita (falso) y atiende en un cuartito kitsch con diplomas franceses del siglo pasado. Dos horas de masajes, cremas, mascarillas, limpieza… cuando te pones en vertical tienes la cara de una niña feliz. Voy cada cambio de estación. Si alguien quiere el teléfono, tendrá que sobornarme.
· Y aquí un mix de tips: no olvidarse del cuello, es un delator; la crema de noche un rato antes de meterse en la cama, sino lo que hidratas es la almohada; comer ecológico me ha dado más luminosidad a la piel que cualquier cosmético.
Producto favoritísimo para llevar a una isla desierta. Por qué no soñar con la lata azul de Nivea con factor solar 50. Como no existe tal cosa, elegiría la higiene y cargaría conmigo un trozo de jabón de alepo, un ladrillo mágico con el que me lavo el pelo, las alitas y el motor. Si encontrase en esa isla el tesoro, sería un cofre de mascarillas de colágeno de Leaders.
Producto con hype que fue un total bluff. El aceite de ricino para las pestañas y las cejas. Además, ¿qué esperaba, que me creciera el largo de esos pelos?
¿Qué te regalarás o qué regalarás esta navidad? El mejor regalo: una sesión de shiatsu. Una técnica de la medicina tradicional china que combina masaje de cuerpo, adaptado a tus necesidades del momento (ya sea tensión, contracturas, dolor de cuerpo o de alma) y masaje facial tipo kobido. Este método milenario es sensible a muchos conocimientos sobre el estado del cuerpo. Lo podéis chusmear aquí, en El viaje del shiatsu. Me gusta mucho porque reúne ritual, salud (mental) y cosmética.
¿Qué es lo que menos te gusta de la industria cosmética? Me dan más miedo que enojo las capas y capas de químicos que nos llevamos a la piel. Me preocupa que sean perjudiciales a largo plazo para nuestros interiores y que no lo estén queriendo estudiar. De hecho, he empezado a dejar mi piel desnuda una noche a la semana, solo agua y jabón.



La Navidad pasada me regalaron el foreo bear y fue una decepción total, no toleraba los toques, escribí a la marca y me cambiaron el equipo, pero con el nuevo equipo sucedió lo mismo :( es una pena.
¿Cómo podríamos sobornar a Paloma Castro para que nos diese el teléfono de Antoñita?